El escritor mallorquín se transforma en protagonista en su último libro, Passes per Palma, y anticipa que en su próxima novela plasmará “la guerra del 36 de Biel Mesquida”

Virginia Servera. Palma | Fotos: Jean Marie del Moral.

Biel Mesquida. Foto: Jean Marie del Moral.

“La literatura me ha hecho vivir, me ha salvado… ha sido y es una fuente de salud para mí”. La apasionada relación de Biel Mesquida con las letras es irrefutable. El escritor, biólogo y “explorador de lo imposible” –también se define así en redes sociales– manifiesta que le ha hecho “ser más perceptivo, estar más despierto y explorar nuevas miradas. Si no escribiera, no pensaría ni viviría muchas de las cosas que he pensado y he vivido”, sostiene.

Mesquida se sirve una vez más de la escritura para narrar parte de su universo en Passes per Palma, su obra más reciente. Por primera vez, se convierte en personaje literario y, utilizando como “guía sensible” a su abuela Joana, recorre la que describe como “la ciudad eterna”, con una “alegría y claridad” que –insiste– lo alejan de la nostalgia, casi siempre presente en los libros ‘memorialísticos’.

Las vivencias personales de la infancia y adolescencia dan forma a Passses per Palma, donde “ordeno mis recuerdos, sensaciones y maneras de vivir y admirar Ciutat”, huyendo de la “Palma postalizada”, relata. En su opinión, la capital mallorquina ha sufrido una gran transformación desde los años 50-60 motivada por la gentrificación: “Palma pierde patrimonio a una velocidad vertiginosa”.

Una carrera inagotable

El también fundador y director del Festival de Poesia de la Mediterrània, con el que “se ha conseguido socializar la poesía” –proclama–, tiene previsto terminar en 2024 una novela (“carnaje”, especifica) de “un tema muy clásico: la guerra ‘incivil’ del 36 en Mallorca. Quiero que la guerra que cuente sea la guerra de Biel Mesquida; no la guerra histórica, la que aparece en los libros, la ya contada…”, adelanta instantes antes de etiquetarse como un “escritor de guerra y no de posguerra”, en alusión a su “permanente estado de lucha”. Al abordar la evolución de su obra, Mesquida refiere: “Siempre he escrito cosas inesperadas, nuevas. Para mí mismo y para los lectores. A veces califican mi literatura de experimental precisamente por esto, porque no tengo dos libros parecidos.

Otro de sus proyectos personales que verá la luz el próximo año es Texturas, que tendrá lugar en la Fundación Antoni Tàpies y “combinará la palabra, la música, la imagen y el tacto”.

Escritura sosegada

Aunque considera que la producción literaria en catalán se encuentra “en un punto muy efervescente”, el escritor echa en falta “más autocrítica” y desconfía de quienes cada año lanzan dos libros: “Generalmente son máquinas de escribir. Los grandes autores publican cada 3, 4, 5 años. Escribir exige lentitud, tiempos, dejar reposar, volver, corregir, volver a corregir”, sentencia.