Profesora y doctora en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona, Master of Art in Media Studies por la New School University de Nueva York. Jefa de estudios de Bellas Artes de la escuela universitaria Adema/UIB. Ha sido galardonada, entre otros reconocimientos, con el Deutsche Bank Internacional, la Medalla de Oro del Gobierno Italiano a su carrera, seleccionada como una de las mejores artistas del mundo del año 2018 para la LXRY list de Holanda, Premio DM de Cultura en Palma 2022 y Paper Positions Award de Berlín en 2023. Ha expuesto de manera individual y colectiva en numerosos museos nacionales e internacionales. En julio, Amparo Sard expondrá en la Capital Europea de la Cultura (Chemnitz, Alemania), como única representante española.
José Eduardo Iglesias. Palma
Fotos cedidas por la artista
– ¿De los papeles blancos perforados, sutiles, frágiles, al gigantismo de las grandes piezas, con resinas, poliuretano, etc., ¿en qué soportes se encuentra mejor?
– Para mí, el soporte nunca es neutro. Elegir trabajar con papel blanco perforado no fue solo una cuestión estética, sino una forma de hablar de la fragilidad, del tiempo, del vacío. Me siento muy cómoda en esa escala íntima, en el silencio que genera, pero al mismo tiempo, las grandes instalaciones me permiten otra cosa: trabajar con el cuerpo del espectador, con la percepción del espacio, con generar la tensión desde una experiencia física. Los materiales más industriales me ofrecen la posibilidad de crear una sensación de inestabilidad que también me interesa mucho.
Me muevo en un lenguaje que, como diría Eugenio Trías, está entre “lo bello y lo siniestro”, ese es el lenguaje en el que me encuentro mejor, y para seguirlo cada obra me puede llevar a un soporte distinto. Para mí no se trata tanto de con qué me siento más cómoda, sino de cuál es el material más adecuado en cada situación.
– ¿Qué se plantea primero: el mensaje o el medio (materiales y soportes)?
– Esta pregunta que me haces me trae muchos recuerdos. Llevo muchos años investigando sobre las nuevas maneras de ver para entender por qué la gente no reacciona ante todo lo que vemos y soportamos. Todavía estaba estudiando la carrera cuando descubrí por casualidad a Marshall McLuhan y su texto El medio es el mensaje. Por aquel entonces él ya tenía claro que los medios de comunicación y la tecnología que utilizamos para comunicarnos tienen un gran impacto en cómo percibimos el mundo y en nuestra comprensión de la realidad, a menudo más importante que el contenido específico transmitido.
Inteligencia emocional. (Poliuretano y caucho) 23x30x40 cm.
– ¿Cómo sucede en su caso el proceso creativo?
– Siempre he pensado que los artistas lo somos porque filtramos todo lo que vemos fuera de lugar. Ya sea por fealdad como por belleza. Yo tengo una predilección por lo siniestro, lo detecto enseguida. En realidad, todos los artistas que nos movemos en ese lenguaje de la extrañeza nos reconocemos enseguida.
Eso quiere decir que mi proceso creativo nace de una necesidad profunda: representar la tensión de nuestro entorno contemporáneo, donde la velocidad y la saturación de información lo ponen todo difícil a la hora de comprender lo que pasa. Me interesa lo impredecible, lo desconocido, esos espacios donde lo racional ya no nos sirve y solo nos queda la intuición. Busco generar puntos de fricción que hagan visible lo que normalmente se escapa.
– ¿Cómo van sus investigaciones sobre la tecnología háptica?
– Autorretrato Háptico es una obra que fue desarrollada en colaboración con la Escuela Universitaria ADEMA, reconocida por su experiencia en simulación 3D háptica y holográfica. No pensé que llegaría a ser una obra pionera en el ámbito del arte digital, siendo el primer NFT háptico del mundo. Ha estado en EEUU, Alemania, Italia, etc. y en noviembre formará parte de una gran exposición en un museo de China.
Seguimos investigando con la tecnología háptica y la inteligencia artificial.
– ¿Cómo impactan las nuevas tecnologías en el arte, cuál es su aportación?
– Sabemos que las nuevas tecnologías han transformado profundamente los lenguajes del arte. En mi caso, la tecnología no es un fin, sino una herramienta para explorar temas como la percepción, la identidad o la angustia contemporánea frente a un mundo hiperacelerado.
Me interesa cómo las tecnologías revelan la fragilidad de nuestra percepción. Vivimos en una época en la que lo real y lo virtual se superponen, donde la imagen está saturada de fake news, filtros y manipulaciones.
Paisaje desubicado. (Polietileno) 12x6x5 m. 2016.
– ¿Falta arte en las calles de Palma y pueblos de Mallorca?
– Mallorca, y especialmente Palma, ya cuenta con una gran riqueza cultural y artística, pero sin duda hay un enorme potencial todavía por explorar en el ámbito del arte público contemporáneo. Sería muy enriquecedor ampliar la presencia de obras en las calles y plazas, especialmente si estas se conciben desde una perspectiva actual, que dialoguen con el entorno y con las problemáticas de nuestro tiempo. Pero es imprescindible que exista una comisión asesora, formada por expertos en arte contemporáneo, urbanismo, historia del arte y representantes de la ciudadanía, que decidan sobre la coherencia de todo lo que se expone permanentemente al público.
– Se mueve en el arte conceptual y el activismo social. Obras para reflexionar sobre los desmanes humanos. ¿Llega a la conciencia de las personas?
– Mi intención no es dar lecciones ni imponer una visión moral, sino generar un espacio donde el espectador se enfrente a una experiencia que lo saque de la pasividad. Me interesa crear obras que inviten a la reflexión, a detenerse ante aquello que normalmente pasamos por alto.
¿Llego a la conciencia de las personas? No lo sé con certeza, pero sé que provoco reacciones, a veces incómodas, otras veces profundamente emocionales. Y en ese movimiento ya hay una forma de conciencia, una apertura. No espero cambiar el mundo con una obra, pero sí abrir grietas, espacios de duda, de incomodidad… porque creo que desde ahí empieza la transformación.
Vivimos en una época en la que lo real y lo virtual se superponen, donde la imagen está saturada de “fake news”, filtros y manipulaciones
– Podría pasar que la fuerza de su denuncia social no me deje disfrutar de la estética de sus obras y salga abrumado e inquieto. ¿Es lo que busca?
– Sí, me interesa precisamente esa fricción. Tampoco busco solo que la obra sea contemplada desde la comodidad estética, sino que perturbe, que deje una huella. La belleza por sí sola, sin tensión, no me interesa tanto como una belleza que incomoda, que obliga a mirar de nuevo, a preguntarse cosas.
– ¿Cuánto de efectivo piensa que es el papel de los artistas en la mentalización social sobre los problemas sociales?
– Creo firmemente que el papel de los artistas en la concienciación social puede ser muy efectivo, siempre que el arte logre conectar con las emociones y activar la reflexión. El arte no es un panfleto ni un discurso político directo, pero tiene una potencia simbólica enorme: puede introducir una grieta en la percepción, sembrar una duda, activar una mirada crítica. Y eso, en una sociedad saturada de información y estímulos, es profundamente valioso. Como artista, me interesa especialmente explorar la precariedad de nuestras reacciones ante problemas sociales, políticos o medioambientales.
– Una obra suya gigante, Rompiendo el mar, ha sido portada de la primera edición española de la prestigiosa revista Segno.es. ¿Qué significa para usted?
– Ha sido algo muy emocionante porque yo conocí a Lucía Spadano en Italia, fundadora de la revista junto con su marido Umberto Sala gracias a mi galerista italiana Paola Verrengia. Como bien dices, es una revista de mucho prestigio, lleva más de 50 años al pie del cañón. Todo un lujo, poder estar en el número 1 de Segno España y además con un texto de Fernando Castro Flórez. La portada viene con motivo de mi participación en la exposición en la Capital Europea de la Cultura en Alemania (Chemnitz) comisariada por Claudia Tittel. Me siento profundamente agradecida porque expondré la obra Rompiendo el Mar, acompañada de artistas como Daniel Buren, Daniel Otero Torres, James Turrell, Gregor Schneider, Uriel Orlow, Ursula Biemann, Rikuo Ueda, Anne Duk Hee Jordan.
La artista, con su obra Rompiendo el mar.
– Si tuviera que crear una obra para regalársela a Donald Trump, ¿sobre qué versaría y qué materiales usaría?
– Hace poco hice un experimento en el estudio: tres rocas sintéticas del tamaño de pelotas de tenis, cada una tenía dibujada con perforaciones tres caras. Una de ellas era Trump, las otras dos son fáciles de adivinar. La performance consistía en hacer juegos malabares con las tres cabezas y ver cuál se caía antes al suelo y se rompía. Solo fue un experimento que no salió del estudio, no me gusta ser tan evidente.
– Se ha muerto el papa Francisco y hay que homenajearlo con una escultura para colocar en el Vaticano, ¿qué hacemos?
– El papa Francisco ha sanado la herida de algo tan complicado como es adaptar la tradición al presente contemporáneo. Además, nos presenta al ser humano como un ser con alma cuya esencia se construye colectivamente. En términos de religión y fuera de ellos, como mínimo, permite una comprensión más profunda de nuestra manera de estar en el mundo, seas o no seas creyente.
Si tuviera que rendirle homenaje a través de una obra, sin duda sería una pieza inclusiva: un espacio contenedor, una instalación transitable que invite a la reflexión y la meditación, generando un ambiente de recogimiento y apertura a la vez.
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