Palma ha dejado de ser solo una postal del Mediterráneo para convertirse en un destino donde la cultura toma el protagonismo. Más allá del sol y la playa, la ciudad invita a descubrir su alma artística y su apuesta por el turismo cultural de calidad, ofreciendo así al visitante una experiencia vibrante los 365 días del año.
Linnenbrink aterriza en Casal Solleric.
La capital balear ha sido reconocida por la prestigiosa guía Lonely Planet como una de las 30 ciudades imprescindibles para viajar en 2025, destacando su escena gastronómica y artística, el rico patrimonio de artesanías locales, los monumentos históricos y la esperada inauguración del Paseo Marítimo. La reconocida guía, además, ha valorado el equilibrio entre turista y residente, en una clara apuesta por la sostenibilidad con grandes proyectos que vinculan cultura y territorio, como el futuro Jardín Botánico o el gran Bosque Metropolitano, un pulmón verde de más de cuatro millones de metros cuadrados que conectará la ciudad con la Serra de Tramuntana.
Rica transformación
Con la vista puesta en la candidatura a Capital Europea de la Cultura 2031, Palma ha acelerado la transformación de sus espacios patrimoniales y culturales. Uno de los proyectos más ambiciosos es la rehabilitación de las Galerías de la Plaça Major, que se convertirán en el Centro de Interpretación de la Ciudad y eje de una red museística que incluirá las Torres des Temple, el Castell de Bellver o el edificio de Can Serra, uno de los mejores exponentes de la arquitectura gótica civil. Esta red culminará en el icónico edificio GESA, futura sede de un centro multicultural de referencia.
En paralelo, Palma apuesta por una cultura en mayúsculas, caracterizada por una programación de primer nivel durante todo el año con nombres como Peter Halley, Ángela de la Cruz, Julian Opie, Pedro Cabrita Reis o Jaume Plensa. Eventos como la Nit de l’Art o el Art Palma Brunch refuerzan una escena contemporánea dinámica, con un papel destacado de la Fundació Miró Mallorca, faro del legado artístico del maestro.
Con esta hoja de ruta, Palma se redescubre como un destino urbano, elegante y cosmopolita, donde la cultura se convierte en el mejor hilo conductor para enamorarse —una vez más— de la ciudad.
- Linnenbrink en Casal Solleric.
- Jorinde Voigt en Casal Solleric.
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