En el último año han muerto 6.618 personas migrantes intentando llegar a las costas españolas, 18 personas al día. Estos son datos del informe ‘Monitoreo Derecho a la Vida 2023’ que ha presentado hoy la organización Ca-minando Fronteras. Según estos, el año 2023 ha sido el más mortífero desde que se tienen registros que comenzaron en 2007.

El colectivo Ca-minando fronteras ha presentado hoy su último informe ‘Monitoreo Derecho a la Vida’ en el que califican el 2023 como el más mortífero desde que se tienen registros desde 2007. En la ruta que comunica Argelia con Baleares murieron 434 migrantes. En total, han muerto 6.618 migrantes, la mayoría de estos, 6.007, fallecieron en la ruta atlántica hasta Canarias. Ca-Minando Fronteras obtiene las cifras a través de las alertas que reciben desde el mar y con la información que facilitan los propios familiares y comunidades migrantes.

El informe completo puede consultarse en este enlace.

La crisis migratoria y sus efectos en Baleares protagonizan el reportaje en profundidad publicado en la revista de invierno de Mallorca Global Mag que ya está a la venta en quioscos.

Baleares, la segunda ruta migrante africana más mortífera de España

Desde 2019 más de 8.500 migrantes han alcanzado la costa del archipiélago en patera. En su mayoría son de origen argelino y, cada vez más, subsaharianos. Su destino último es Europa y se atreven con la segunda ruta más mortífera del Estado, además de poner a prueba el sistema de acogida balear.

Antonia Gil y Virginia Servera| Palma

Suelen ser Salvamento Marítimo o la Guardia Civil quienes los localizan, generalmente en buen estado de salud, cuando están llegando a territorio balear; lo más frecuente es avistarlos en aguas de Cabrera o de la Colònia de Sant Jordi. Ha pasado alrededor de un día desde que salieron de Dellys (Argelia) a bordo de una patera y sienten la satisfacción de haber superado los cerca de 300 km que los separan de la Europa próspera que tienen en mente. 

La ruta marítima Argelia-Baleares se ha afianzado en los últimos años. Si en 2019 fueron 507 los migrantes en situación irregular que desembarcaron en el archipiélago procedentes del país norteafricano, en 2022 lo hicieron 2.637. Mientras algunas voces apuntan a que detrás de este incremento podría estar, entre otros factores, la crisis diplomática desatada por el Gobierno español con Argelia al reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara occidental en marzo de 2022 –una hipótesis que Interior descartó en su día–, otros expertos no creen que haya impactado en el aumento de los flujos migratorios: “Argelia no ha jugado con la migración como juega Marruecos, que necesita fondos, tiene todo el tema del Sáhara y lleva como 30 años de forma tradicional jugando a abrir y cerrar la frontera”, mantiene Helena Maleno, defensora de derechos humanos, doctora honoris causa por la Universitat de les Illes Balears y fundadora del colectivo Caminando Fronteras.  

A la espera de que se conozcan los datos definitivos, en 2023 se observa un ligero descenso de  las llegadas respecto a los dos últimos años, un hecho que la secretaria del Laboratori Interdisciplinari de Drets i Llibertats de les Illes Balears (LIDIB) y autora del informe L’acollida de migrants en situació irregular a les Illes Balears, Valentina Milano,  atribuye a que “las mafias del tráfico este año están utilizando más las rutas argelinas hacia Alicante y Murcia”.  Desde allí, de acuerdo a una investigación de la Guardia Civil de la que se hace eco El Periódico, tienen la opción de subirse en un coche para alcanzar la frontera de Cataluña con Francia, donde emprenden rutas a pie para llegar al país vecino.

migrantes

La Guardia Civil vigila el desembarco de un grupo de migrantes argelinos a su llegada a Mallorca. Foto: Teresa Ayuga.

Aunque de la ruta del Mediterráneo occidental el trayecto hacia Baleares es el más largo y peligroso, como advierte la organización Caminando Fronteras, eso no impide que centenares de personas se lancen al mar en busca de nuevas oportunidades. En su mayoría son hombres (96 %) jóvenes de nacionalidad magrebí (84 %), principalmente argelinos, aunque también se registran llegadas de personas de origen subsahariano (13 %), sobre todo de Guinea Conakry, según el informe Las personas refugiadas en España y Europa 2023 de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. 

“Existen organizaciones clandestinas argelinas que se dedican a los embarques hacia las islas. Estas entidades tienen un pacto con el Gobierno de Argelia para dejar pasar solo a nacionales argelinos”, informa el LIDIB. Maleno apunta que recientemente “la ruta está siendo utilizada mucho por personas de nacionalidades diferentes a la argelina. Sobre todo personas subsaharianas en tránsito” y subraya que éstos viajan con medios más peligrosos y, por tanto, suele haber más muertes entre ellos.

Cada vez hay más gente que se querría quedar aquí, aseveran desde el LIDIB


Indocumentados en tránsito

Se les conoce como ‘harragas’ en Argelia, un término que procede de la palabra árabe ‘haraqa’ (quemar). Son “aquellos que viajan sin documentación, los que se atreven a transitar por el muro del control migratorio, los que ‘queman’ fronteras”, describen desde Caminando Fronteras. Entre las razones para hacerlo, la precaria situación económica y laboral (con condiciones de explotación en muchos casos), la ausencia de derechos y la represión por parte de los cuerpos de seguridad, además de la falta de expectativas de un futuro, enumera el LIDIB. “Mucha gente sale de Argelia porque ha sufrido una fuerte represión con la Hirak”, agrega Maleno, refiriéndose al movimiento originado en febrero de 2019 que reclamaba la renuncia del expresidente Buteflika. 

“Argelia es un país muy rico en recursos gasísticos con un régimen disfrazado de democracia. Es un país gobernado por una gerontocracia, una clase política muy vieja, donde el ejército tiene un papel muy importante y muchísimos intereses en el sector gasista. La gente joven huye porque ve que no puede prosperar en medio de unas estructuras sociales arcaicas”, explica Joan David Janer, profesor de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la UIB.

 

rutas migratorias

La ruta argelina del Mediterráneo occidental. Fuente: Ca-minando Fronteras.


Quienes llegan a Baleares en estas circunstancias proceden en su mayoría de la zona noreste de Argelia próxima a la frontera tunecina. Su objetivo final es alcanzar Francia o Bélgica, “una tendencia que está cambiando;
cada vez hay más gente que se querría quedar aquí”, aseveran desde el LIDIB. “Algunas personas nos han indicado que se hubieran planteado quedarse si se lo hubiesen propuesto… Porque España también es una alternativa interesante para ellos. A nivel de clima y de estilo de vida, es más cercano comparado con los países nórdicos, así que les es más fácil integrarse”, concreta la también doctora en Derecho por la UIB Milano.

A diferencia de los perfiles subsaharianos, “entre los argelinos hay muy pocos solicitantes de asilo”, afirma Luis Ciges, abogado experto en migraciones y protección internacional, quien cifra en un 5-10 % los migrantes argelinos que deciden establecerse en la isla. Por su parte, Valentina Milano lamenta que no se destinen los medios y el tiempo a “detectar necesidades de protección internacional (asilo) y eventuales situaciones de trata u explotación en la fase de entrevistas. Para las mujeres y las niñas, por ejemplo, la violencia física o sexual en el ámbito familiar y fuera de éste y el riesgo de matrimonios forzados, de la mutilación genital femenina, de la trata o de los crímenes de honor, entre otros supuestos, son motivos de persecución que dan derecho al asilo”, profundiza.

Para las mujeres y las niñas la violencia física o sexual en el ámbito familiar y fuera de éste y el riesgo de matrimonios forzados, de mutilación genital femenina, de trata o de crímenes de honor, entre otros, son motivos de persecución que dan derecho al asilo

Impera la autoorganización 

Las estructuras mafiosas que operan en Libia, Marruecos o Túnez no están presentes en Argelia, donde sí se constata una autoorganización entre los que desean migrar a Europa, aclaran desde Caminando Fronteras. “Ocurre como en Senegal, hay mucha gente que se une, que son del barrio, pescadores que usan las embarcaciones que tienen allí. En 2020, en pleno confinamiento, llegaron incluso embarcaciones con familias enteras que portaban hasta sus mascotas”, continúa Maleno. 

“Los taxis-patera no son el instrumento mayoritario”, recoge el informe El muro de la indiferencia, que sí refleja un aumento de grupos locales de pasadores en los últimos años que ofrecen mejores embarcaciones y motores con mayor capacidad. “Hay clase 1, 2, 3 (por decirlo así)… Cuanto más dinero pagas, más rápida es la lancha, te dan agua y comida… Cuanto menos pagas, más tiempo tardas y más peligrosas son las embarcaciones. Algunos me han dicho que han llegado a pagar 5.000 euros”, narra Luis Ciges.

Todas las personas que llegan a nuestras costas de forma irregular tienen un expediente de devolución que en este momento no se puede materializar; no pueden ser devueltas a Argelia porque no admite el retorno


Una acogida exprés

A la llegada a la costa y, tras una primera valoración sanitaria e identificación de personas vulnerables por parte de Cruz Roja, los migrantes son puestos a disposición de la Policía Nacional para su filiación. En momentos de máxima afluencia, se han tenido que habilitar espacios como la terminal número 6 de cruceros de la Estación Marítima de Palma o el antiguo cuartel de Son Tous (en uso actualmente), recuerda el LIDIB.

Tras la custodia policial, que dura un máximo de 72 horas –ahora apenas 4-5 horas, apostilla Ciges–, se inicia la tramitación del proceso de devolución. “Todas las personas que llegan a nuestras costas de forma irregular tienen un expediente de devolución que en este momento no se puede materializar; no pueden ser devueltas a Argelia porque Argelia no admite el retorno, pero sí salen de Son Tous porque han cometido una irregularidad administrativa (no han llegado por donde tienen que llegar) pero no han cometido un delito”, informa Aina Calvo, delegada del Gobierno en las Islas Baleares.

“Quedan libres. La mayoría viene con cierto dinero en el bolsillo para pagarse un billete de barco a la península y, de ahí, a Francia”, amplía el abogado consultado, quien insiste en que “aunque España tiene acuerdo de devolución con Argelia, ningún país acepta devoluciones sin pasaporte”. Al parecer, es una práctica habitual que los migrantes se desprendan de los documentos que acreditan su identidad durante el viaje y “eso deja a España sin elemento probatorio para que el país que se ha comprometido a readmitir los migrantes irregulares lo haga. Además, tienes que probar que el barco viene realmente de ese país: tú puedes decir que vienen de Argelia y ellos a lo mejor te dirán que vienen de Túnez, con el que España no tiene acuerdo de readmisión”, matiza Janer. 

 

migrantes llegados en patera

Migrantes llegados en patera a Baleares. Datos actualizados a 21 de noviembre de 2023. Foto: Teresa Ayuga.

La respuesta de Baleares, a examen

“En este momento en el caso de Baleares tenemos la suerte de una buena coordinación institucional; la Guardia civil y Salvamento Marítimo rescatan vidas en el mar. Tenemos la cobertura de la protección de la infancia y adolescencia también de los menores acompañados (MENAS) e intentamos que la gestión de este fenómeno sea lo más eficaz posible. A día de hoy es así”, sostiene la delegada del Gobierno en Baleares. No opina lo mismo Helena Maleno, quien relata: “Baleares no hace búsquedas activas como debería”. La también periodista y escritora defiende que se trata de una ruta que no se ha querido reconocer desde las instituciones: “Políticamente, invisibilizar una ruta supone que no tienes un sistema de acogida adecuado para dar respuesta a las personas que vienen, no tienes medios suficientes de búsqueda. La realidad es que hay muchas personas muertas y desaparecidas en esa ruta, que hay cadáveres en las morgues y en los ayuntamientos de las Islas Baleares de personas no identificadas”, denuncia.

Para Valentina Milano, “se deben reforzar las capacidades de acogida, tanto en el plano logístico (espacios para acogerlos), como del personal que tiene que intervenir en el procedimiento de acogida. Solo después de un examen individualizado, se puede decidir quién puede ser devuelto (y por tanto, tendría que ir a un CIE) y quién no. Ahora la decisión se toma de forma casi automatizada y, por lo tanto, arbitraria, excluyendo de la devolución solo a mujeres y menores en prácticamente todos los casos”.

migrantes llegada

Un grupo de migrantes son recibidos por un equipo de Cruz Roja. Foto: M.G

La ‘Europa fortaleza’ 

En el momento en que se están sentando las bases para el nuevo Pacto de Migración y Asilo (PMA) y se baraja un sistema de solidaridad a la carta que podría permitir a los estados pagar 20.000 euros en caso de no aceptar refugiados, Joan David Janer mantiene que la inmigración es uno de los grandes retos para Occidente, “sobre todo para la Unión Europea, donde se gastan miles de millones de euros en policía de fronteras y en establecer mecanismos con una tecnología puntera para controlar las fronteras. Habría que plantearse si no tendría más sentido hacer política de integración sabiendo que igualmente los inmigrantes van a seguir llegando…”, reflexiona. El docente señala la falta de solidaridad entre territorios: “Sobre todo es un problema de los países del sur de Europa al que los del norte no le acaban de prestar mucha atención. En el caso de Canarias también se observa nuestra incapacidad, dentro de España y entre comunidades autónomas, de llegar a un mínimo acuerdo y agilidad para tramitar todas esas llegadas”, remata. 

Maleno va un poco más lejos y ve en el control del movimiento un negocio para Europa: “Hay empresas de seguridad que están ganando mucho dinero. La UE va a hacer un pacto migratorio para seguir protegiendo su negocio, para maquillar su imagen respecto al tema de los derechos humanos, pero sabemos que va a seguir aplicando políticas de muerte”, expone.

La ruta argelina del Mediterráneo occidental es la segunda más mortífera del territorio español, solo por detrás de la canaria. En concreto, la parte de Baleares es la zona más peligrosa

 

Mare Nostrum Mare Mortum 

La ruta argelina del Mediterráneo occidental es la segunda más mortífera del territorio español, solo por detrás de la canaria. En concreto, “la parte de Baleares es la zona más peligrosa”, especifica Maleno. En el primer semestre de 2023, se registraron en el conjunto de la ruta ocho tragedias que provocaron 102 víctimas, según el Monitoreo del Derecho a la Vida en la Frontera Occidental Euroafricana que publica Caminando Fronteras, que contabiliza 951 víctimas en las rutas de acceso a España durante este periodo. 

“La mayor indefensión se da en el camino hacia las Islas Baleares donde durante nuestra investigación hemos detectado que raramente se activan los medios necesarios, entre ellos los aéreos, para abordar alertas en la zona. En una comparativa entre la ruta hacia Baleares y Canarias, hay que destacar que en la Atlántica hay mayores protocolos activos de búsqueda, dándose una discriminación a nivel regional en el Estado español”, examina el informe El muro de la indiferencia.

Entre la ruta hacia Baleares y Canarias, hay que destacar que en la Atlántica hay mayores protocolos activos de búsqueda

 

Japhet Bruchel: instinto de supervivencia

“Aún oigo en mi cabeza los disparos de las metralletas en la pared, desde entonces no puedo dormir”

El viacrucis para llegar a Europa desde África subsahariana

Japhet Bruchel llegó a Mallorca en julio de 2018. Desde que salió de su casa en Camerún hasta pisar la isla pasaron dos años y medio, un verdadero “infierno” que relata con ojos empañados. “No he podido vaciarme y despedirme de todo esto, del desierto, del mar, de los secuestros, desde entonces no puedo dormir. ‘¡Tatatatatá!’, aún oigo en mi cabeza los disparos de las metralletas en la pared. Es un trauma”.

japhet

Japhet tiene 31 años y vive en Mallorca desde 2018. Fotos: Pep Caparrós.

Japhet es uno de los 630 migrantes que fueron rescatados por el Aquarius y que llegaron a Valencia en junio de 2018, después de que Italia les negase la entrada. “Yo no había decidido venir a España, salí de mi país porque temía por mi vida. Sufría discriminación y persecución por mi condición LGTBI”. Su familia, de origen cristiano, también le dio la espalda: “Me decían que no era normal, que necesitaba medicación, me llamaban demonio”. 

Animado por un grupo de amigos partió a Argelia, a 2.550 km. Nunca imaginó lo que le depararía el viaje por el que pagó alrededor de 3.000 euros con destino Europa: “Cruzamos Nigeria para llegar a Níger, en bus, moto, coche, andando. Allí un grupo de traficantes armados nos secuestró”. Y de Níger les llevaron a Libia.

Bajo el yugo de las mafias

“En Libia nos vendían por 1.000 euros y a las mujeres por 10.000, valen más que el hombre porque van a producir dinero infinito a través de la prostitución. Es increíble que esto pase aquí al lado y se tapen los ojos”, lamenta. “Yo no tenía a nadie que pudiera pagar por mí –prosigue–, así que estuve secuestrado. Para que pagase me electrocutaban, me colgaban boca abajo, me pegaban cada día, durante tres meses y sin ver la luz del sol. Mientras nos torturaban llamaban a las familias”. A pesar de eso, Japhet consiguió sobrevivir: “Aprendí algo de árabe y le pedí el móvil a un guardia para hacerme una foto y esa foto me salvó la vida. La mandé a mi hermana y ella consiguió poco a poco el dinero”. 

El precio de la libertad

Después lo liberaron en Libia: “Allí encontré a alguien que traficaba en patera y me pidió 1.500-1.700 euros para marcharme”, relata. Y llegó el momento de partir: un hinchable de 7 metros, con motor de 70 caballos para 129 personas. “Esta gente nos manda a morir”, pensé. “Eran las 23 h cuando nos adentramos en el mar. El capitán no sabía a dónde iba. Se acabó la gasolina. Empezó a entrar agua. La gente vomitando después de dos días, cada uno intentaba sobrevivir, los unos sobre los otros, buscaban el mejor sitio para engancharse y no caer al agua”. De noche llegó el Aquarius: “La gente fue para adelante y volcamos, la mayoría no sabía nadar. Se escuchaban gritos: –¡Sálvame, por favor! Hasta hoy sigo sin poder dormir. Ocho personas murieron en el momento del rescate”, cuenta afectado.

Al llegar a Valencia, les dieron un permiso especial de residencia y decidió irse a Mallorca. Luego conseguiría asilo: “Sentí libertad”. Actualmente trabaja como camarero de sala en un hotel cuatro estrellas y es voluntario de Cruz Roja como traductor para acoger a los migrantes irregulares que llegan en patera, a quienes recomienda que se formen: “Aquí si no aprendes el idioma y te integras es complicado. Me gustaría seguir estudiando para tener mi propio negocio de electricista”.

La trampa de las redes sociales

Japhet asegura que muchas personas vienen atraídas por la imagen de Europa que se ‘vende’ en las redes sociales: “Se sacan fotos con un coche caro, bonito y alguien fuera de aquí las ve y piensa que en dos días lo van a tener. Se piensa que en Europa todo es fácil y no es así”. 

Las redes sociales sirven también a las familias para buscar a las personas desaparecidas en el mar. Existen muchas páginas en Facebook de ‘harragas’ desaparecidos y en TikTok los propios jóvenes comparten vídeos de su trayecto en patera. 

“En España hay un problema de racismo”

La gente ve a una persona vendiendo dos cosas en la calle y piensa: “Este negro no paga impuestos, viene aquí, y perjudica a la gente que tiene tiendas”. Lo hace porque no tiene otra salida, explica Japhet. “¿Qué quieres, que robe, que venda droga? No tiene papeles, ¡sin papeles, aquí no existes!”, lamenta. El joven tiene claro que no va a quedarse aquí: “En España hay un problema de racismo. Cuando buscas una habitación, trabajo o cuando vas al médico… cómo te recibe la gente, cómo te mira, a todo el mundo le llaman de usted, a ti te dicen: ¡Amigo! Voy al hospital y a todos en la cola les preguntan su nombre, a mí me dicen: ¡Documentación! El policía que me entregó mis papeles me dijo de inmediato: ¡A trabajar! Si mañana tengo hijos no quiero que pasen por esto”, concluye.

japhet migrantes

Japhet, fotografiado en s’Escorxador, Palma. Foto: Pep Caparrós.

 

 

 

Los migrantes no perciben más ayudas

Sin papeles (NIE), los migrantes que residen en Baleares no pueden acceder a prácticamente a ninguna ayuda. Si acuden a servicios sociales, lo máximo que les van a proporcionar son alimentos, sostienen profesionales del trabajo social con población migrante. La única ayuda que pueden solicitar es la Renta Social Garantizada, que ronda los 470 €.  Pero para ello es necesario acreditar 12 meses de residencia en Baleares mediante un empadronamiento muy difícil de conseguir (requiere un contrato de vivienda del que raras veces disponen ya que para ello es necesario presentar un contrato de trabajo que tampoco tienen) y demostrar que sufren vulnerabilidad económica. “El criterio no es ser migrante, el criterio es ser muy pobre”, defienden los trabajadores sociales consultados.   

Por norma general, los migrantes sin papeles están de manera irregular en una habitación o con algún compatriota. No disponen de empadronamiento, trabajan irregularmente y usualmente están fuera del circuito de ayudas, al que tampoco se acercan por miedo. Es lo más habitual, sobre todo en el caso de jóvenes argelinos que vienen solos. Si llegan a servicios sociales porque están en situación de calle, la opción disponible es el centro Ca l’Ardiaca. Allí conviven (solo durante la noche; durante el día deben abandonar el centro) con otras personas en situación de extrema vulnerabilidad con un perfil muy diferente al suyo. “La gente sin papeles donde puede ir es al último sitio del último escalón”, lamentan. 

💡 El reportaje completo, en la edición otoño – invierno de la Mallorca Global Magacín ya en tus quioscos.