Mallorca es el único espacio insular del planeta donde sobrevive esta emblemática especie, que estuvo al borde la extinción en los años 80

voltor negre

Un voltor negre surca los cielos de Mallorca. Fotos: Fundació Vida Silvestre de la Mediterrània (FVSM).

El voltor negre (Aegypius monachus) ha sobrevolado los cielos de la isla durante más de 5,2 millones de años, pero a finales del pasado siglo estuvo a punto de desaparecer. La población de esta majestuosa ave de casi tres metros de envergadura, con las alas abiertas, y alrededor de 1,10 metros de altura, se redujo drásticamente y apenas quedaban 19 ejemplares y una pareja reproductora. “Había mucha desinformación, por no decir ignorancia. Se creía que los buitres negros eran cazadores capaces de matar a corderos, gallinas y especies cinegéticas”, explica Pep Tàpia, coordinador del proyecto buitre negro de la Fundació Vida Silvestre de la Mediterrània (FVSM).

Esta equivocada creencia llevó a su persecución por parte de payeses, ganaderos y cazadores, que ignoraban que el voltor negre es un carroñero cuya función es vital para el ecosistema insular. “Son los encargados de limpiar la naturaleza de restos animales que pueden ser fuente de parásitos e infecciones”, subraya Tàpia.

Proyecto de recuperación del voltor negre

Para revertir esta situación, la FVSM lanzó hace 30 años un proyecto de recuperación de la especie, clave para su renacimiento. “Ha sido un éxito gracias a la metodología utilizada, como el refuerzo de su población, la educación ambiental y la alimentación suplementaria. Sin olvidar el trabajo de la Administración balear, los AMAS (agentes de medioambiente), los voluntarios y otras organizaciones conservacionistas de Mallorca”, apunta. En la actualidad, la población se ha multiplicado hasta los 400 ejemplares y 50 parejas reproductoras, y su modelo de conservación se ha exportado a otros lugares de España y de Europa.

voltor negre

A pesar de estos avances, la especie sigue enfrentando amenazas: colisiones con aviones o tendidos eléctricos y el envenenamiento por el plomo presente en la munición tradicional de los cazadores. Pero el mayor peligro es la pérdida de su hábitat, localizado en la Serra de Tramuntana. “Mallorca está masificada. Un fin de semana cualquiera, cuando aumenta la afluencia de excursionistas, tanto locales como turistas, la presión sobre el territorio es enorme. Desde las 10 de la mañana ya no tienen una cima donde posarse”, advierte Tàpia.

Por eso, la FVSM centra sus esfuerzos actuales en promover una convivencia armoniosa a través de la sensibilización y la educación ambiental, un proyecto apoyado por la Fundación Biodiversidad del MITECO y financiado por los fondos NextGenerationEU.

Mallorca Global Mag