“Ayer he hablado con una amiga mallorquina. Le contaba que los ucranianos estamos defendiendo nuestra tierra, nuestras tradiciones, nuestras casas, nuestra cultura y nuestra historia, y no son simples palabras, son sentimientos”.
Olena Baluba describe su día a día en Oleksandriya, una ciudad ucraniana de 80.000 mil habitantes, en la región de Kirovograd, a más de 300 kilómetros de Kiev, donde aún se respira cierta tranquilidad porque a “Putin le interesa las ciudades grandes”. Sin embargo, la tensión se palpa en la atmósfera, más que nada al atardecer.
“Tratamos de tener la vida más normal posible. No tenemos bombardeos. Pero estamos en tiempos de guerra y entonces a las 5 de la tarde apagamos las luces y cerramos bien las persianas hasta el otro día porque la luz se ve muy bien desde los aviones. Así es más complicado para los rusos saber dónde están las casas”, señala.
Olena es profesora de español en un colegio de Ucrania. La última vez que visitó España fue en 2019 y pasó muchas temporadas en Mallorca durante varios años. Cuenta que Oleksandriya es una ciudad animada, con gente encantadora y hospitalaria. Destaca sus restaurantes y sitios de ocio, además de las bibliotecas, cines y museos.
“No estoy yendo al trabajo. Los empleados de las empresas y del ayuntamiento, los médicos y las enfermeras por ahora van. Ahora tengo dos semanas de vacaciones, luego veremos qué pasa. Nadie puede saberlo”, agrega.
Con el inicio de la invasión tomó una posición activa en redes sociales. Escribe, comparte información porque “el mundo tiene que saber las cosas reales que están pasando aquí y no lo que dice la televisión rusa” y dona dinero a la cuenta de los militares ucranianos.
“No soy parte del ejército, pero estoy con los chicos moralmente. Los tengo en mi mente todo el tiempo, pienso en ellos, rezo”, dice con un hilo de voz. Y enseguida se recupera: “Lo que te voy a decir ahora es muy importante. Hay mucha información falsa. Me gustaría aclarar una cosa. El ejército ruso tiene víctimas y las está ocultando. No esperaban la respuesta de nuestro ejército. Claro que tenemos problemas. El ejercito ucraniano tuvo que explotar un par de puentes para que no entraran los tanques rusos. Es cierto también que han hecho mucho daño en nuestra infraestructura”.
Olena dice que Ucrania protege la democracia y las leyes, que es un país multicultural en el que viven rusos, húngaros, búlgaros y polacos, entre otras nacionalidades, y que se respeta la libertad de expresión. “Podemos protestar si queremos y nadie nos encarcela por eso. Claro, un vecino así no conviene a Putin”, finaliza.
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