El matrimonio de historiadores, los marqueses de Zavellá Pedro de Montaner y Magdalena de Quiroga, relata la “heroicidad” de mantener un casal del siglo XIV en pleno siglo XXI y de cómo la nobleza se ha adaptado a los nuevos tiempos.

Pedro Montaner, Can Vivot y Magdalena de Quiroga

Magdalena de Quiroga, Sol y Pedro de Montaner. Fotos: R. Beltrán

Doctor en Geografía e Historia y conde de Zavellá, Pedro de Montaner fue director del Archivo y Bibliotecas Municipales de Palma. “Entré por oposición, que todo hay que decirlo”, bromea. Su esposa, la condesa Magdalena de Quiroga, es también licenciada en Historia. Junto a su hija Sol viven en Can Vivot, testigo del pasado señorial de Ciutat.

– Can Vivot es el máximo exponente de las casas señoriales de Palma. ¿Cómo se ha conseguido preservar este patrimonio?

– PEDRO. Para nosotros la casa significa mucho. Es un legado hereditario por el que hemos luchado para salvarlo de proyectos inmobiliarios. Te llaman constantemente y te ofrecen un cheque en blanco. Nuestra generación ha visto perder prácticamente la totalidad de los grandes casales de Palma, que a finales del siglo XX todavía tenían representatividad con casi cien. En poco tiempo, mucho se ha ido al traste y si sales a pasear, cada día es un susto.

– MAGDALENA. La gente ha preferido vender, porque te permite vivir mucho mejor que lo que estamos haciendo nosotros. Esto es una auténtica heroicidad, no todo el mundo está dispuesto a ello. Lo cómodo es vender.

– Falta de herederos, defunciones, quiebras… La mayoría de casas señoriales de Palma han atravesado por malos momentos.

– P. Hay casos que han sido dolorosos y han tenido que vender porque no tenían otra opción. Hoy prácticamente quedan solo tres: Can Vivot, Can Moragues del Recó y Can Oleza, con un futuro incierto. También Can Pueyo, sumida en el misterio. Casa Vivot debe conservarse como testimonio de lo que fue la arquitectura civil en Mallorca porque, de lo contrario, no va a quedar nada.

Can Vivot casas señoriales palma

– ¿Can Vivot ha pasado por algún momento crítico?

– P. Sí, estuvimos a punto de perderla en 2010 cuando se inició un pleito de herencia. Había mucha presión para construir apartamentos de lujo en contra de la voluntad del testador, mi padre. Él dijo expresamente que quería que se conservara tal y como la había recibido de sus padres.

– M. Estuvo a un tris de irse. Ahora, después de casi 16 años cerrada hay muchas cosas que arreglar, rehabilitar… Todo el dinero que entra se destina a la casa.

– ¿Se ha llegado tarde a la protección del patrimonio?

– P. Sí, porque cuando ya no está, no hay vuelta atrás. Por ejemplo, en Palma, Can Solleric se vendió con los muebles al Ayuntamiento y lo que hicieron fue desmantelarla para hacer un museo de arte contemporáneo, como si no hubiera otros sitios para ello.

– M. Las casas que ha comprado la comunidad autónoma o el ayuntamiento se han perdido. Que pertenezcan a la administración pública no es garantía de absolutamente nada.

– ¿Conserva documentos de cuando se edificó la casa?

– P. La casa está muy documentada, tiene un archivo muy rico. Se documenta en el siglo XIV, con la fachada de la calle Zavellá y los almacenes góticos de la planta baja. También el mobiliario. Ahora vivimos en la parte donde normalmente ha vivido la familia desde el siglo XIX. Es la más antigua pero la más habitable.

– ¿Hasta qué punto se puede llevar una vida adaptada al siglo XXI en una casa del siglo XV?

– M. En los inviernos, muy mal. Si en una casa normalita ya pasas frío, en una de 5.000 metros cuadrados… imagínate. Ni están adaptadas, ni son adaptables. Te pones el abrigo para ir al resto de estancias. Aparte de eso, en los meses más cálidos se lleva una vida muy agradable.

Pedro Montaner, Can Vivot

– Las declaraciones como Monumento Histórico Nacional o BIC, ¿qué suponen en el día a día?

– P. Que tienes que pedir permiso para todo, es complicadísimo hacer nada en la casa. En Can Balaguer volvieron a tapar los arcos del patio. ¿Has visto algún patio privado donde a alguien se le ocurra tapiar un arco? Este es el ejemplo que da el Ayuntamiento, maltratando un gran patio del siglo XVIII. Cuando una administración compra, puede hacer con la propiedad lo que quiera.

– M. Las catalogaciones no van acompañadas de ninguna ayuda, tan solo la exención del IBI, pero a cambio te prohíben hacer cualquier cosa en tu propia casa. Los que vendieron hace 20 años se han forrado y a los que les ha pillado la época proteccionista, resulta que no pueden hacer nada pero tampoco te ayudan. Luego se sorprenden de que la gente venda, haga obras ilegales…

– Actualmente, ¿cuáles son las relaciones entre la nobleza?

– P. Como estamento jurídico, se abolió en las Cortes de Cádiz. Es una dignidad, solamente. Todo el mundo tiene claro que hay que amoldarse y vivir acorde a los tiempos. Pero si perteneces a la nobleza hay una obligación moral de dignificar tu nombre, trabajar lo más honradamente y mejor posible. Esto es todo.

– ¿Los Reyes les tienen en cuenta cuando visitan la isla?

– P. Cuando vienen en verano y hacen la recepción invitan a los nobles titulados, que somos cinco en Mallorca. Ya no hay Corte, ni siquiera en tiempos de Juan Carlos. Lo importante es amoldarse y acoplarse a los nuevos tiempos, y pobre del que no se integre… El título es una merced y solo hay que tratar de darle continuidad; yo soy el 17º conde de mi título.

Pedro Montaner, Magdalena de Quiroga e hija Sol

El futuro de Can Vivot

La hija de Pedro y Mayda, Sol, es licenciada en Humanidades y con un Máster en Gestión de Patrimonio Cultural. Ella encarna el futuro de Can Vivot. “Hemos empezado poco a poco abriendo la parte de la casa que más impresiona a grupos de entre 4 y 12 personas con visitas concertadas”, explica. No obstante, “queremos abrir más salas y que las personas puedan recorrerla libremente adquiriendo su ticket en el patio”. Un espacio, el patio, que también alquilan para acoger exposiciones temporales y eventos. Hasta el momento, los visitantes pueden descubrir siete salas, un total de 1.200 m2. “Todas están decoradas y sus techos tienen pinturas al fresco; además, conservan mobiliario original de la época”, aclara Sol. “La casa está tal como era, ahí reside su interés, ya que el visitante puede comprender su funcionamiento y su evolución histórica”, concluye.

💡 Accede al reportaje: Casas señoriales de Palma: del poder de la nobleza a la decadencia.

💡 Lee también la charla con Aina Pascual, experta en patrimonio y grandes casas de Palma.

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