Jóvenes de 13 a 17 años, la mayoría mujeres, sufren cada vez más problemas de regulación emocional que acaban en trastornos de ansiedad, conducta suicida o problemas alimentarios. En el Día Mundial de la Salud Mental recuperamos este reportaje que puedes leer en la revista primavera-verano de Mallorca Global Mag

Texto: Antonia Gil.

Es el perfil mayoritario que atiende el Institut Balear de Salut Mental de la Infància i l’Adolescència (IBSMIA). “Hace un tiempo con mi mejor amiga recordé un montón de situaciones en las que he estado al límite y en todos mis intentos de suicidio siempre acabé llamando buscando ayuda. Gracias a eso estoy viva”. Lucía (nombre real) es una joven de 18 años que padece un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) con episodios de depresión y ansiedad. Hospitalizada en 2019, el diagnóstico pasó con el tiempo de anorexia nerviosa a bulimia “con la que hoy en día sigo luchando para recuperarme”.

Sus problemas con la alimentación empezaron a una edad muy temprana: “Y a los cinco años ya odiaba mi cuerpo, me comparaba constantemente con los demás y trataba de ocultar al máximo mi físico. A los 14 llegaba a hacer más de cuatro horas seguidas de bicicleta estática y no comía prácticamente nada durante dos semanas”.

 

mural IBSMIA

 

Fue un profesor de refuerzo del colegio quien la vio “súper cansada y decaída” y habló con ella.  “Hablar es expresar y a veces es complicado con la gente de tu alrededor”, por eso lo primero es buscar un psicólogo, a pesar de que “lo último que quieres es ayuda. La mente está totalmente gobernada por la enfermedad”. “He necesitado mucho a esa gente que no ha dejado que nunca me rinda. Sin ellos posiblemente ni estaría viva. Hoy, a pesar de tener bajones y ansiedad, tengo ganas de vivir, de hacer cosas y de tener un futuro”.elisa nadal

Según Elisa Nadal, psicóloga clínica del Hospital de día del IBSMIA, el cambio de comportamiento, faltas de asistencia escolar, disminución del rendimiento académico, elevada inseguridad y el aislamiento son señales inequívocas de alarma. “Falta educación emocional y habilidades de afrontamiento. Además de seguir acompañando a las familias en la etapa infantil y juvenil con escuelas de padres”, indica.

Para Ricardo Haro, psicólogo, el papel de la familia es esencial: “Cada vez dedicamos menos tiempo a escucharles y dejan de hablar. Buscan en internet y se comunican peligrosamente con gente que ni conocen. Necesitan no ser juzgados, que compartamos comidas en familia, fines de semana, que supervisemos contenidos y horas delante de la pantalla”.

Teléfonos de ayuda: 024, 061, 971 461 112, médico de familia.

Puedes leer este y otros reportajes en la edición primavera- verano de Mallorca Global Mag que encontrarás en quioscos.