La mitad de la población en España podría ser meteorosensible y desconocerlo. Esta sensibilidad a los cambios de tiempo tiene una explicación científica, aunque es un campo bastante desconocido todavía. ¿Cómo nos afecta? Agrava enfermedades que ya padecemos como artrosis, artritis reumatoide o migrañas y altera la salud mental, con la aparición de nuevas afecciones como la ecoansiedad, además de producirnos insomnio, ansiedad, depresión y llevarnos incluso al suicidio.
Antonia Gil | Palma
La Meteorosensibilidad es la sensibilidad ante los cambios de tiempo que se manifiesta con un agravamiento en patologías que pueden ser físicas o mentales. Se estima que entre el 30 y el 60% de la población es meteorosensible sin saberlo. Y afecta sobre todo a las mujeres -por un factor hormonal- y a personas de edad avanzada, porque es más probable que padezcan algún tipo de enfermedad y que esta empeore cuando hay una alteración del clima. Un porcentaje que depende del país y de las localizaciones, explica Mar Gómez, doctora en ciencias físicas y meteoróloga, que ha publicado el primer libro que analiza en profundidad el tema a través de estudios científicos de todo el mundo: “Meteorosensibles. Cómo el tiempo influye en nuestra salud”.
Cómo las variables meteorológicas afectan a nuestra salud física y mental
Llega el invierno y con él las borrascas: un cambio importante de presión atmosférica que acompaña a este fenómeno atmosférico se suele manifestar en personas que tengan artrosis o artritis reumatoide, o que padezcan migrañas, que las ven agravadas. Además, aumenta la humedad y esto afecta a nuestras articulaciones: y si a esto sumamos que, cuando el tiempo es más inestable o “hace mal tiempo” nos movemos menos y preferimos quedarnos en casa, los síntomas empeoran.
Este verano en Baleares hemos sufrido consecutivas olas de calor, con temperaturas que han alcanzado los 44 grados y en las que el Mediterráneo ha superado los 28 grados registrando valores máximos sin precedentes en 83 años. Golpes de calor, sudoración, calambres, fatigas e incluso desmayos o náuseas son los efectos físicos, pero también repercute en la salud mental “que quizá es una parte más interesante porque no se conoce demasiado”, explica Gómez. “El calor puede hacer que nos sintamos más apáticos, irritados y enfadados, y en personas que ya tienen una predisposición a ser más violentas puede hacerlas más agresivas”, detalla y se remite a un estudio reciente sobre violencia de género de la comunidad de Madrid “en este se observó como por cada grado que subía la temperatura por encima de los 34 grados el riesgo de feminicidios aumentaba en un 28%”.
Entre el 30 y el 60% de la población puede ser meteorosensible y no saberlo
La salud mental, esa gran desconocida
“Está demostrado científicamente que hay unos vientos cálidos, resecos, muy racheados -que en meteorología se les conoce como efecto fohen- que tienen una ionización positiva, que se producen en zonas montañosas y que pueden afectar a las personas provocándoles insomnio, crisis de ansiedad, depresión y que se han vinculado incluso con las tasas de suicidio”, relata Gómez. Es el caso de Ginebra, a los pies de los Alpes, donde el servicio meteorológico los monitoriza cada diez minutos para que la población conozca si tienen este tipo de viento. Según asegura, los vientos cálidos, muy resecos, que se dan en zonas desérticas, pueden tener unos efectos similares.
Otros factores ambientales como la altitud nos influyen física y mentalmente, como cuando padecemos el mal de altura que se produce por una falta de oxígeno a grandes altitudes -a partir de los 2.500-3.000 metros por encima del nivel del mar- pero no así la luna, a pesar de lo que pueda creerse, explica Gómez: “No está demostrado científicamente que las fases de la luna tengan un efecto directo en nuestra salud, pero hay una explicación a cuando decimos que “somos lunáticos” en noches de luna llena. En la antigüedad no teníamos luz artificial, entonces la gente aprovechaba esas noches para socializar y era más probable que hubiera más disputas, más agresiones”.
Vienen temperaturas más elevadas que, junto al calentamiento global, causan nuevos síntomas mentales como la ecoansiedad
El clima extremo que se asoma: cómo nos afecta
La experta alerta de la aparición ya de nuevos trastornos de salud mental a causa del cambio de clima que vivimos desde hace unos años: “Nos vamos a enfrentar a veranos más cálidos y temperaturas más elevadas que ,junto al calentamiento global, provocan nuevos síntomas mentales, como la ecoansiedad: Es el estado de ansiedad que aparece ante la pérdida de biodiversidad, de agricultura o de tu hogar en una situación climática extrema o un desastre natural, o las afectaciones mentales derivadas de migraciones climáticas, de tener que dejar tu casa porque lo hayas perdido todo en un incendio, etc.”, explica Gómez. “También surgirán nuevas enfermedades porque pueden aparecer mosquitos que vivían en otras zonas como los trópicos que se están expandiendo, derivadas de la deforestación, o que ciertos animales puedan trasladarse a otras regiones porque pierden su hábitat”. Para la experta el clima va a seguir evolucionando con sus fenómenos más extremos y tener esta información nos puede ayudar a crear un sistema de salud más potente que beneficie a la población y anticiparnos así al futuro que nos espera.
💡 El reportaje completo, en el número de invierno de la revista Mallorca Global Mag.
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