Entrevista en exclusiva a Rudy Fernández

Rudy Fernández

Rudy Fernández, en La Finca de Pozuelo de Alarcón. Fotos: Jon Roda.

En un cuarto de siglo de carrera profesional, Rodolfo “Rudy” Fernández (Palma, 1985) se distinguió por su intensidad y su garra a la hora de no dar un balón por perdido, lo que, sumado a una innegable calidad, lo convirtió en uno de los favoritos del público en España y en su paso por la NBA. El palmarés que atesora incluye múltiples títulos tanto a nivel de clubes (tres Euroligas, siete Ligas ACB y siete Copas del Rey) como de selección (dos platas olímpicas, dos Campeonatos del Mundo y cuatro Eurobaskets). Sin embargo, en persona se muestra afable, humilde, tranquilo y con un punto vergonzoso, muy lejos de la ferocidad que desplegaba sobre la cancha. Hablamos con él en La Finca de Pozuelo de Alarcón, donde cultiva su nueva afición: el golf.

 

– Desde que se retiró tras los JJOO de París 2024 no ha dejado de recibir homenajes y galardones, como la Medalla de Oro de Balears o la Gran Cruz de Madrid. ¿Eso le sitúa al estatus de leyenda?
– Siempre que escucho la palabra leyenda me hace sentir mayor (risas). Estoy muy agradecido por el reconocimiento a todo el trabajo de estos años, pero lo que me llena de orgullo es que me paren en la calle y me feliciten.

– La ovación de 20 minutos que recibió del público del Real Madrid en su último partido fue algo nunca visto.
– A eso me refiero. Fue muy especial porque en el deporte, al final, el reconocimiento de la gente es el importante. Esa ovación, que además fue totalmente espontánea, la voy a recordar toda la vida. Es el mayor premio que he podido recibir como deportista.

Podría haber jugado dos años más, pero leí que Dirk Nowitzki se arrepentía de haberlo hecho porque ahora no puede realizar actividades físicas con su hijo

– ¿Cuáles han sido las claves de su éxito?
– Nunca dejar de crecer y evolucionar como deportista, aprender, sobre todo, de los errores y superar momentos difíciles, como las lesiones. Destacaría también mi capacidad de adaptación, que me ha permitido retirarme como siempre quise: siendo un jugador importante dentro de la plantilla.

– ¿Qué le diría al Rudy de los primeros años?
– Que aceptase los consejos de los mayores. Cuando era joven y un veterano me decía: “estira o ve al gimnasio, que luego lo vas a necesitar, sobre todo al final de tu carrera”, no le hacía caso porque a mí no me dolía nada. Si hubiera seguido sus consejos, a lo mejor habría tenido menos lesiones.

Rudy Fernández

– Después de tantos años de desgaste físico, ¿le preocupan las secuelas a largo plazo?
– Cuando me retiré, todo el mundo me decía que podría haber aguantado dos años más. Pero en 2022 leí una entrevista de una leyenda de la NBA, Dirk Nowitzki, donde se arrepentía de haber jugado esos dos o tres años más antes de retirarse, porque ahora apenas puede hacer actividades físicas con su hijo. Y eso me marcó. Mis hijos se merecen que pueda jugar con ellos al fútbol o a otro deporte.

– ¿Siente que se ha perdido muchas cosas por el baloncesto?
– Sin duda. Me fui solo de Mallorca con 12 años y dejé atrás a mi familia y amigos. Luego, en Badalona con 16 años, no podía salir con mis amigos porque al día siguiente tenía que entrenar con el primer equipo del Joventut. En varios momentos me cuestioné si había sido la mejor decisión no vivir una infancia normal y hacer tantos sacrificios por mi carrera desde tan joven. Y no solo yo, porque también mis padres se sacrificaron al dejarme perseguir mis sueños. Ahora soy padre, y si mi hijo me dijera que quiere irse con 12 o 13 años fuera de casa, me costaría mucho aceptarlo. Pero también he tenido la suerte de que mis hijos han podido verme jugar, que era algo que siempre había tenido en mente.

– Antes de retirarse ya invirtió en empresas de restauración y textiles. ¿Su futuro está en los negocios?
– Lo importante es seguir generando valor económico y ser consciente de que hay negocios que van bien y otros no. Al principio, reconozco que tenía un poco de miedo porque mi vida era el baloncesto. Le doy mucha importancia a la diversificación y a seguir aprendiendo todos los días.

Si hubiera seguido los consejos que de joven me daban los veteranos, a lo mejor habría tenido menos lesiones

– ¿Le gustaría seguir ligado al deporte?
– De hecho, ahora estoy inmerso en un proyecto parecido al del Wrexham inglés, aunque en lugar de dos actores de Hollywood, somos un grupo de deportistas, como Víctor Claver o Mario Mola, que hemos comprado un club de fútbol de la Segunda Madrileña. Lo tomo como una formación y un proyecto a largo plazo, pero me ilusiona poder estar dentro de un club y tomar decisiones. Así sabré si me veo llevando un equipo o no.

– ¿Ha pensado en ser entrenador?
– La verdad es que no, porque sería un poco volver a lo que he dejado. Es cierto que siempre se ha hablado de que el Rudy deportista tenía una lectura de juego muy buena y que sería un buen entrenador. ¡O a lo mejor no! (risas). Creo que ser entrenador es un sacrificio aún mayor. Hay que estar preparado mentalmente para llevar equipos con tanta exigencia y luego aguantar a los jugadores. A mí, aguantarme como jugador no ha sido fácil por mi carácter tan competitivo.

– ¿Tenía muchas manías, tipo Nadal?
– Sí, yo tenía manías, aunque no tenía un recorrido tan exagerado como Rafa. Siempre nos reíamos de eso. Yo me vendaba los dos pies antes de jugar, pero tenía que empezar por el izquierdo. Si el fisio me vendaba el derecho primero, porque yo estaba en otra cosa o él se despistaba, le pedía que lo quitara y empezase por el izquierdo. También escuchaba la misma música antes de los partidos y repetía la misma rutina en la rueda de calentamiento. Estas cosas te ayudan a concentrarte, aunque ahora lo pienso y digo: “vaya tontería” (risas).

Rudy Fernández

– ¿Por qué recurrió a la hipnosis?
– Surgió en mi tercera operación, en 2016, que fue un momento complicado porque los doctores me dijeron que la hernia y el disco estaban bastante dañados y que tal vez solo podría seguir jugando tres o cuatro años más. Aunque la operación salió muy bien y las pruebas eran perfectas, seguía teniendo molestias. Al final, todo estaba en mi cabeza. Leí sobre la hipnosis y contacté con una experta. Eso sí, las tres primeras sesiones fui acompañado de gente de confianza porque no me fiaba; no sabía cómo funcionaba. Pero me fue muy bien para desbloquearme y liberarme a nivel mental.

– ¿Le ha quedado la espinita de la medalla de oro olímpica?
– Sí, aunque valoro mucho las tres medallas olímpicas. Pero siempre nos cruzamos con Estados Unidos y ya nos preguntábamos: ¿qué habremos hecho para que siempre nos toquen? Pero es que estamos hablando de una de las mejores selecciones del mundo. También me quedo con que he sido el primer deportista masculino en participar en seis Olimpiadas, pero sobre todo con haber podido cumplir la promesa que le hice a mi padre (fallecido en 2022) de que estaría en París’24.

Mi principal manía era que me tenían que vendar primero el pie izquierdo. Si el fisio empezaba por el derecho, le pedía que lo quitara. Ahora pienso que es una tontería

– ¿De qué título se siente más orgulloso?
– Del Mundial de 2019, que fue muy duro con todo lo que pasé mentalmente a nivel personal (su abuelo falleció ese verano). Quedar campeón del mundo fue algo que me hizo mucha ilusión al poder celebrarlo rodeado de mi familia.

– ¿Qué jugadores le han impresionado más durante estos años?
– Son muchos: Kobe Bryant, LeBron James, Kevin Durant, Steph Curry, Navarro, Pau… jugadores que han marcado una época a nivel mundial. Y además he tenido la suerte de enfrentarme a jugadores que fueron mis ídolos en la infancia, como Manu Ginóbili.

– ¿Por qué regresó a Europa tras tres años en la NBA?
– Bueno, fue un poco de todo. Mi baloncesto se adaptaba mejor a Europa, tenía ganas de estar cerca de mi familia y pequé de inmadurez por no escuchar a las personas indicadas. De los errores se aprende, y creo que aprendí muchísimo. Pero las cosas pasan por algo, y después me vinculé al equipo que ha sido mi vida, el Real Madrid, un club grande no solo a nivel deportivo, sino también en lo personal, que te cuida.

– ¿Tuvo una oferta del Barça antes de fichar por el Madrid?
– Sí, y de otros clubes, pero al final yo prioricé el Real Madrid por el proyecto. Mis decisiones las marca mi bienestar y el de mi familia, no el dinero.

– ¿Ha cambiado mucho Mallorca en estos años?
– Sí, ha cambiado, pero a mejor. Es cierto que en Madrid me siento como en casa, pero siempre que puedo, me doy un salto a la isla para ver a mis amigos y, sobre todo, para que mis hijos conozcan el lugar donde están mis raíces. Mallorca es una isla maravillosa y le tengo mucho cariño.

– ¿Dónde cree que radica el éxito de su campus anual en la isla?
– En el compromiso que tuvimos desde el principio mi padre, mi hermana y yo. Recuerdo que de niño, cuando mi padre me llevaba a los campus de algún jugador referente, y este solo aparecía un día o dos, me hacía sentir un poco… no diría vacío, pero sí decepcionado. Nosotros nos implicamos al máximo e incluso nos quedamos a dormir allí, y la gente lo agradece. ¡Este año cubrimos las plazas en apenas 20 minutos! Ha tenido tanto éxito que otros jugadores han empezado a hacer las cosas como nosotros. Lo importante es que los niños y las niñas aprendan y pasen una semana agradable.

Mallorca Global Mag