Diego González, presidente de ADEMA

El presidente de Adema, en el taller donde los alumnos de Bellas Artes desarrollan sus estudios.

Procede del mundo de la sanidad pero siempre tuvo una fuerte vocación docente. Diego González Carrasco fundó en 1993 la Escuela Universitaria Adema. Desde entonces, el centro educativo se ha dedicado a implantar títulos que no existían en el archipiélago. En 2022, Adema ha sumado el de Bellas Artes.

– ¿Cómo surge la idea de crear el grado de Bellas Artes y cuánto tiempo ha supuesto llegar hasta aquí?
– En el sentir, desde hace mucho, porque en mi entorno estoy rodeado de artistas. Yo soy el raro, me dediqué a Ciencias de la Salud. En la Escuela investigamos sobre el desarrollo tecnológico, la realidad virtual y en concreto la háptica -simula el sentido del tacto-, que tanto nos ha hecho destacar. Necesitábamos una transferencia de conocimiento por parte de los artistas hacia los científicos y frente al pánico inmovilista durante la pandemia había que dar un paso adelante y diversificar. Nos preguntamos ¿qué aportamos a la sociedad? Y la creatividad es un elemento estratégico.

– Odontología y Bellas Artes parecen mundos tan diferentes…
– Odontología tiene una gran vertiente artística, versada en la estética facial, la sonrisa, la expresión humana… Comparten un componente intelectual junto a otro de habilidad manual pero, sobre todo, un trasfondo esencial: el tecnológico.

– ¿Hasta qué punto el grado mira al pasado y cuánto mira al futuro?
– Mira a la cantidad pasada y presente de artistas de grandísima calidad de las islas, que son también polo de atracción de muchísimos artistas internacionales. Al mismo tiempo, Balears, y Palma en concreto, tienen un nivel altísimo de galerías de arte en una industria creciente. El futuro reside en la aportación creativa de los graduados a múltiples sectores y aquí entra en juego el concepto que corrobora la influencia del arte de manera transversal en muchas áreas. Desde hace unos años, ya se habla de STEAM y no de STEM. Esa A es de arte, porque donde la inteligencia artificial cambiará procesos y profesiones, la presencia de un creativo es esencial. Lo dice la Comisión Europea, EEUU y los grandes foros económicos. En una industria del conocimiento creciente, la A de arte es una estrategia muy importante de desarrollo futuro.

“La realidad virtual háptica nos permite crear obras que son táctiles en un metaverso”

– Para los artistas de Mallorca, ¿qué supone contar con estos estudios?
– Es un elemento más de ayuda a todo el tejido sociocultural y creativo. Desde que empezamos a elaborar el plan de estudios con Antonio Fernández Coca, Pilar Tomás, Amparo Sard y otros grandes expertos nos hemos encontrado una gran acogida con una frase muy repetida: ¡Por fin Bellas Artes! Adema creo que puede aportar una visión investigadora del arte y una estructuración de procesos.

– En cuanto al profesorado, ¿se ha formado con personalidades de las islas o también del resto de España y de otros países?
– De los tres ámbitos. Hay grandísimos profesionales locales que forman el eje vertebral de nuestro equipo docente y hay voluntad de ir incorporando más. También las relaciones internacionales nos parecen estratégicas y hemos abierto puertas con las principales facultades del mundo como la Arts of London, Columbia de Chicago, París, Milán… La realidad virtual háptica ha llamado mucho la atención. En Chicago, acudimos con Amparo Sard y te das cuenta de la magnitud de la artista que tenemos. En poco tiempo, Amparo ha conseguido hacer realidad la utilización de esta tecnología y ha sorprendido al resto de universidades.

– El sector del arte está consolidándose en la isla. ¿El grado afianza este crecimiento?
– Partimos con fortalezas para desarrollarlo bien, un gran equipo humano, equipamiento de último nivel, apoyo social y humildad. Es una simbiosis y sin duda crecerá. Cuando nos visitan otras universidades tienen contacto con los artistas y se generan proyectos. Que nuestros profesores salgan a otras universidades también es un escaparate para nuestras islas.

– ¿Cuál es el perfil del estudiante del grado y qué papel pueden jugar los futuros graduados?
– La pasión. Hay estudiantes que han terminado bachillerato artístico o FP y también de más edad, porque fueron los estudios que no pudieron cursar. A nivel de inserción laboral hay un campo muy amplio. Desde la industria del diseño, del conocimiento, la creación artística, la docencia… Las personas creativas encuentran salidas porque tienen otra forma de pensar diferente al escenario habitual.

“Las personas creativas encuentran salidas porque tienen otra forma de pensar a la habitual”

– ¿Trabaja en implementar nuevos estudios?
– Trabajamos en el desarrollo de másteres y el afianzamiento de lo que tenemos dentro de un modelo de escuela pequeña que quiere ser pequeña. Somos el equivalente a un hotel boutique o un restaurante de autor. La docencia en masa no es nuestro estilo.

– ¿Cómo congenia la oferta privada universitaria con la pública?
– Yo soy un gran defensor de la economía mixta. Las dos partes aportan beneficios a la sociedad y nuestra convivencia con la UIB es muy correcta. Nos aporta criterio, control y procesos de calidad que dan transparencia. Nosotros aportamos la creatividad y a veces la agilidad para adaptarnos a una sociedad muy cambiante. Implantar títulos universitarios es muy difícil desde los dos ámbitos. Nosotros hemos hecho nuestro estudio de mercado y personal porque no es solo un proyecto económico, que también, sino que es algo que nos realiza.

Diego González, presidente de ADEMA

González, utilizando la realidad virtual háptica aplicada al arte.

La irrupción del relato artístico

“Simplemente reunirte con personas que ven otras perspectivas enriquece y te lleva a buscar soluciones donde no las estabas buscando. Necesitábamos generar nuevos entornos virtuales y técnicas de creación que pudiéramos aplicar a la docencia en Ciencias de la Salud. Cuando nos reunimos con investigadores y doctores de Bellas Artes, vimos que son más hábiles y rápidos a la hora de buscar el uso de esta tecnología tan avanzada que tenemos. Amparo Sard dice “guau”; con la realidad virtual háptica y la tendencia del criptoarte y los NFT podemos crear obras que no son solo visuales, sino que son táctiles en un metaverso. Y ahí es donde irrumpen con su relato artístico, que casa con esa obra que triunfa en Arco, en Chicago, etc. Una gran artista consigue transformar nuestro conocimiento tecnológico -uso de la radiografía 3D, imagen avanzada, impresión 3D o mecanización de estructuras- para aplicarlo en el arte”.