Offline is the new luxury se ha convertido en un mantra silencioso en retiros wellness, hoteles boutique y clubes privados. El tiempo se ha convertido en el nuevo lujo por el que suspiran personas de todas las edades, estratos sociales e ideologías.
No en vano, personajes como Jack Dorsey (fundador de Twitter), la escritora Arianna Huffington (cofundadora de The Huffington Post) o diseñadores como Phoebe Philo promueven esta mentalidad de desconexión consciente. Y las marcas lo saben. Es por ello que ya existe toda una legión de dispositivos tecnológicos pensados para el détox digital que combinan la estética y la funcionalidad. Y sí, has leído bien: dispositivos digitales para alejarnos de los dispositivos digitales.
Marcar límites digitales se ha convertido en un nuevo signo de bienestar y poder
Es la paradoja del primer mundo en la era más tecnológica de la historia de la humanidad. Lámparas de luz cálida para regular los ritmos circadianos, difusores de aromas conectados al móvil pero que no requieren interacción diaria o muebles con compartimentos para guardar el smartphone y obligarnos a soltarlo cuando estamos en casa, son cada vez más comunes en las viviendas del siglo XXI. No en vano, la idea es crear entornos que inviten a estar presente, y no ausente.
Digital ON.
En esta contradicción tecnológica uno se zambulle en dispositivos todavía más contradictorios, como el Light Phone II, un teléfono móvil que no tiene redes sociales, no tiene correo electrónico, no tiene apps, no tiene WhatsApp… Solo tiene llamadas, mensajes SMS, podcasts y mapas. El minimalismo digital llevado al extremo en un dispositivo cuya elegancia no pasa desapercibida.
Así, relojes que monitorizan nuestra salud sin bombardearnos a base de notificaciones o apps que bloquean las distracciones, fomentando la concentración, y que incluso nos hacen meditar antes de abrir Instagram, se erigen en los reyes del lujo digital, un lujo que nos regala horas de tranquilidad y tiempo de desconexión.
Y sí, lo admitimos: apagar el móvil da vértigo. Ahora bien, ¿cómo se empieza una nueva vida de détox digital sin convertirse uno en un monje tibetano ni tener que mudarse a una cabaña en la Tramuntana?
No es una tarea fácil. En realidad es una tarea titánica, pero en Mallorca Global Mag hemos descubierto el secreto que siguen los gurús de la tecnología para alejarse… de la tecnología.
1. Comienza con horarios fijos para revisar el móvil. No se trata de dejar de utilizar el móvil, pero sí podemos dejar de utilizarlo continuamente. Pon horarios. Por ejemplo, no lo toques durante el desayuno, o durante la cena. Que esto se convierta en un mantra para ti.
2. Compra un despertador analógico y deja el teléfono fuera del dormitorio. Tener el smartphone en la mesita de noche es como dormir con un centenar de notificaciones. Hazte con un despertador de los de toda la vida (sí, de esos que hacen ‘ring’) y deja el teléfono en otro lugar de la casa. ¡Incluso hay despertadores que emulan el amanecer y te despiertan con un suave canto de pájaros! Sin duda dormirás mejor y tu cuerpo te lo agradecerá.
3. Planifica momentos del día 100% offline. De la misma forma que programamos cenas, escapadas o el gimnasio, hay que empezar a añadir a la agenda los momentos 100% offline. Paseos sin auriculares, cenas con velas y sin móviles, una tarde de lectura…
4. Usa apps que te lo pongan fácil, no que te den más trabajo. Hemos llegado al absurdo de tener apps que nos dicen cuánto usamos otras apps. Pero las hay que hacen lo contrario: evitar que usemos esas apps que nos roban el tiempo. One Sec retrasa el acceso a redes para que nos lo pensemos dos veces. Freedom bloquea webs y apps durante las horas que nosotros elijamos. Y hay muchas más…
Digital OFF.
¿Y si nos ponemos con ello? Quizás, así conseguiremos que el futuro sea más humano. O no será.
La tecnología no tiene que desaparecer. Debe seguir a nuestro lado, impulsando nuestra economía, nuestro bienestar, nuestras vidas. Pero esa tecnología debe ser invisible. El auténtico lujo no consiste en tener todos los gadgets digitales que existen, sino en saber cuándo apagarlos o, en todo caso, cuándo ignorarlos.
En una era en la que todo el mundo está on, la verdadera revolución está en saber decir off… Y hacerlo con estilo.
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