Las viviendas biopasivas y los edificios sostenibles no tienen por qué ser un lujo, asegura el arquitecto Jaume Luis Salas, del prestigioso estudio inquer Marés. “La isla necesita de una planificación continua y actualizada de la que ahora mismo no disponemos”
La arquitectura tradicional es “un legado que nos enseña sobre la sabiduría ancestral en la construcción”, relata Jaume Luis Salas, el arquitecto, paisajista y urbanista al frente del estudio de arquitectura Marés. Ubicado en Inca, destaca por trabajos que se integran en el espacio y persiguen objetivos sostenibles, como los más recientes S’Alzinar, una vivienda biopasiva que genera más energía de la que consume, o la bodega de vinos ecológicos Nacra.
Viviendas “sanas”
Son muchos los factores que influyen para que un edificio sea sostenible, pero Salas apunta como claves “los sistemas pasivos como el aprovechamiento de la luz, la ventilación natural y el aislamiento térmico, además de los sistemas activos como el uso de energías renovables y eficiencia de los equipos”. A esto, añade, “al construir en una isla hay que considerar la eficiencia en el uso del agua, a través de sistema de ahorro y reutilización, la utilización de materiales sostenibles preferentemente locales y la gestión de los residuos”.
En el caso de las casas biopasivas, “siguen el mismo esquema que los edificios sostenibles, pero inciden mucho en la calidad ambiental interior, es decir, que sea una vivienda sana”. Y es que, como asegura el arquitecto, pasamos la mayor parte del tiempo en espacios cerrados y “no somos conscientes de los niveles de contaminación en nuestros hogares, superiores a los de la calle por sustancias como los compuestos orgánicos volátiles (COV) o material particulado (PM25)”.
¿Solo para ricos?
Pero casas biopasivas, edificios sostenibles… ¿son solo para ricos? “Es un mito que no refleja la realidad actual”, responde el arquitecto. “La sostenibilidad no tiene que ser un lujo. Con un enfoque creativo e inteligente, es posible construir o remodelar un edificio de manera sostenible sin salirse del presupuesto”. Y recuerda: “Tampoco es solo una cuestión de dinero, sino también de responsabilidad ambiental”.
En Mallorca, según Salas, esta tendencia “crece a un ritmo considerable”. Debido a la insularidad, “que lleva consigo un territorio más acotado y con un alto valor paisajístico y ambiental, se debe apostar por la rehabilitación y por un menor consumo de territorio. Contamos con un planteamiento urbanístico obsoleto y la isla necesita de una planificación continua y actualizada de la que ahora mismo no disponemos”, sentencia.
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