Conocido como “la vila” entre la población local y de obligado paso para quienes desean explorar la Serra de Tramuntana, Andratx ha servido de inspiración a escritores y artistas por su gran riqueza natural y valor histórico. Las pequeñas calas, los vastos acantilados y su encantador puerto natural, así como sus pintorescas callejuelas y exquisita gastronomía dan la bienvenida al visitante.
Las mejores rutas a pie
Andratx ofrece numerosas rutas a pie de diferentes niveles que se pueden realizar tanto por caminos asfaltados como de tierra. Entre los itinerarios recomendados por sus excelentes vistas y belleza paisajística sobresalen la excursión a Camp de Mar, Sant Elm (La Trapa) o al Port d’Andratx, desde donde se puede llegar hasta La Mola; la ruta de Sa Coma Freda y Sa Coma Calenta; o el ascenso a la Torre des Cap Andritxol.
Deliciosa gastronomía
Los productos de la tierra y del mar están muy presentes en la gastronomía andritxola. El tumbet, frit de matances, arroz de pescado o la greixonera de Pasqua son algunos de los platos que se sirven con frecuencia en la gran variedad de restaurantes que atesora el municipio. También es posible degustar productos típicos mallorquines en el mercado semanal de los miércoles, que se celebra desde mediados del s.XIX y cuenta con diferentes puestos de fruta y verdura fresca, embutidos, artesanía, flores, ropa, etc.
Playas para todos los gustos
Andratx goza de 24 playas y calas a las que se puede acceder en coche, transporte público o solo a pie, por ser lugares vírgenes. Desde las playas de Sant Elm (Cala Conills, Es Geparut y Cala s’Algar) se puede contemplar el magnífico Parque Natural de Sa Dragonera. Port d’Andratx, con playas como Cala de Egos, Cala En Fonoll, Cala Llamp o Cala Marmassen, también es un excelente lugar para el baño y la práctica de buceo. Sin olvidar las cristalinas aguas de las playas de piedra y roca de Camp de Mar: Ses Dones, Cala Cranc o la playa de Camp de Mar.
La Trapa y Sa Dragonera
La Reserva Natural de la Trapa es una atracción de obligada visita. Esta finca, cuyo nombre refleja la presencia de monjes trapenses en el valle en 1810, posee hermosos elementos de la arquitectura tradicional y un espectacular mirador con vistas a Sa Dragonera, el islote más grande de la isla. Con una longitud de 4,2 km, el Parque Natural de Sa Dragonera acoge una importante colonia de halcones marinos y fue refugio de corsarios y contrabandistas en el pasado, lo que ha dado lugar a incontables leyendas.
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