Balears ha iniciado la campaña turística predispuesta a recrear un verano ‘normal’. El marcador implícito, pero clave, del gap que los principales indicadores turísticos mantienen todavía hoy en día respecto de su nivel prepandemia sucumbirá definitivamente los próximos meses. Nadie duda de ello.

Y es que los principales marcadores ponen de manifiesto un esfuerzo notable por cubrir, definitivamente, los niveles que eran habituales con anterioridad a la pandemia y que la temporada pasada alcanzaron a cubrir alrededor de dos terceras partes de los niveles de 2019. A este objetivo, contribuirá, sin duda, la reanimación de los flujos turísticos internacionales, especialmente, en el ámbito europeo, tal y como anticipa el volumen de asientos programados por las compañías aéreas en los aeropuertos de Palma, Mahón e Ibiza para los meses de abril a octubre. Pues, en todos los casos, se superan los niveles prepandemia, en una horquilla que, en el caso de Mahón, marca un diferencial positivo de dos dígitos.

Esta favorable evolución encuentra su antecedente más cercano en el incremento de vuelos gestionados por el aeropuerto de Palma ya en el mes de marzo, pues con 14.994 vuelos, superaron en un 2,6% a los de 2019, una circunstancia que no se ha producido en otras plazas aeroportuarias tan importantes como Sevilla (-3,0%), Canarias (-9,0%), Madrid (-13,2%) o Barcelona (-14,0%).

Sin embargo, a las expectativas positivas de captación de flujos internacionales de visitantes que sitúan a Balears a la cabeza de los destinos turísticos españoles y europeos se une un estado de permanente incertidumbre respecto a la capacidad de ajuste de la oferta y la demanda, tanto en el plano aprovisionamientos como en el laboral. Estas últimas cuestiones, relacionadas tanto por los cuellos de botella en las cadenas globales de suministro como con la senda irrevocablemente al alza de los precios, explican que el relato sea más cauto que el que se deprende de la oferta de asientos programada para este verano.

Todo ello tomará una relevancia especial a lo largo de los próximos meses de acuerdo con la progresiva escalada de los precios y el riesgo que esto supone respecto de cumplir con los objetivos de inflación. Y es que los precios finales seguirán totalmente sujetos al alza de las materias primas, especialmente del barril de Brent que roza ya los 110 dólares. Partiendo del crudo y añadiendo las tensiones provocadas en el mercado del gas, el índice de precios al consumo ha repuntado en las islas hasta el 9,4% en marzo, una tasa similar a la española y ligeramente superior a nuestros principales mercados emisores.

Aunque parte de los efectos negativos asociados al alza de los precios parece contenerse gracias al ahorro forzado por las familias durante las etapas de mayores restricciones, no puede obviarse que parte de la recuperación de los flujos turísticos, tanto nacionales como internacionales, descansa precisamente en el ahorro enjaulado durante la pandemia, de modo que los principales analistas coinciden en señalar que las buenas expectativas que acompañan este ‘sprint a la normalidad’, se verán comprometidas a finales de año por las consecuencias derivadas de la guerra. Habrá, pues, que esperar a girar la última hoja del calendario para calibrar la situación, ajustar las capacidades y tomar posiciones en este tiempo nuevo en que la tarea obligada parece ser reformular más que recuperar.

antoni riera font

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