Recorrer Mallorca estos meses en los que los turistas llegan a cuentagotas se ha convertido en uno de los planes preferidos por los residentes en la isla. Uno de los paraísos mejor guardados se encuentra en la costa nordeste de Mallorca. Son varias las playas y calas vírgenes enclavadas en la zona de Capdepera y Artá. Y aunque llegar hasta allí desde la otra punta de la isla lleva su tiempo, el paraíso que se esconde en esta costa es uno de los imprescindibles de Mallorca.
El punto de partida de esta ruta a pie es la fascinante estampa de Cala Mesquida, declarada zona de interés especial por las dunas que la rodean y las especies que en ella habitan. Su larga franja de arena y las aguas cristalinas, incluso cuando azota la bravura del mar, la convierten en una de las mejores playas de Mallorca. Aunque conviene no adentrarse mucho en el mar por las corrientes marinas típicas de la zona.
Una vez se ha disfrutado lo suficiente de la increíble Cala Mesquida, es momento de tomar ruta dirección oeste para iniciar la verdadera aventura. Desde el aparcamiento situado en lo alto de la orilla oeste de Cala Mesquida, hay que continuar la subida asfaltada que rápido se convertirá en un estrecho camino. El sendero es escarpado pero la siguiente parada no se hará esperar demasiado, y es que Cala Torta está a menos de dos kilómetros de distancia.
De nuevo aparecerá la imagen de una playa virgen enclavada en la costa de Artá, haciendo irresistible nadar en sus aguas cristalinas. Si el día está despejado, desde Cala Torta se puede incluso divisar la silueta de Menorca al fondo. La tercera parada de la ruta está a tan solo unos minutos, en la vecina Cala Mitjana o S’Aduaia. Para llegar desde cala Torta hay que seguir caminando dirección oeste junto a la costa durante unos diez minutos.
Las tres playas de la ruta comparten la bravura de los vientos y el oleaje del litoral artanenc y, aunque la primera es la más turística, las tres son un remanso de paz, un auténtico paraíso ideal para descubrir este verano.
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