El director de cine Ruben Östlund (Styrsö, Suecia, 1974) empezó su carrera creando películas de esquí. De ahí a la cima. En su haber destacan dos Palmas de Oro y tres nominaciones en los pasados Óscar. Amante del dilema, presiona a sus personajes hasta darles la vuelta para “agitar nuevos pensamientos en el espectador”, como un sociólogo contemporáneo. Nos recibe en su casa de Campos con su hijo en brazos y nos ofrece un café. Charlamos en un ambiente distendido, que contrasta con la tensión inacabable, a veces desquiciante, y siempre satírica de sus secuencias.
Antonia Gil y Raúl Beltrán | Fotos: Pep Caparrós.
– En sus películas lleva al límite a personajes y público
– Me encanta desafiarme a mí mismo, así que muy a menudo desafío al personaje masculino y lo arrincono cada vez más. Para mí es un enfoque sociológico porque supone dejar que el público se identifique con la situación y piense: ‘quizás yo habría hecho lo mismo’. Creo que es muy divertido verlo y, al mismo tiempo, me aporta conocimientos sobre el comportamiento humano.
– ¿De dónde nace El triángulo de la tristeza?
– Si nos fijamos en el contenido de la película lo considero político en muchos sentidos, así que probablemente tenga que remontarme a mi infancia. En mi familia ha habido un debate continuo sobre política. Mi madre sigue considerándose comunista. Ella hablaba mucho sobre Marx. Luego, cuando conocí a mi mujer, que es fotógrafa de moda, me interesó el punto de vista sociológico en el que, sin educación ni dinero, la belleza puede convertirse en moneda de cambio y hacerte escalar en la sociedad.
– ¿Le divierte poner a los personajes en situaciones grotescas? ¿O solo a los ricos?
– Supongo que te refieres a los vómitos. No me interesan tanto los vómitos como ver a otras personas mirar a otra gente vomitando. Me encantan las situaciones que no van de nada más que de nuestro miedo a quedar mal delante de los otros y romper el contrato social.
– Ha contado que llega a hacer 25 tomas por secuencia.
– (Ríe) He hecho hasta ciento veinte tomas. Constantemente me pregunto: ¿creo en esto? ¿es así como sucedería? Y muy a menudo tengo que replanteármelo un poco. Durante El triángulo de la tristeza le pedí a mi ayudante que comprara un gran gong. En la última toma no decía ‘¡acción!’, golpeaba el gong. Se producía un silencio vibrante. Intentaba crear un momento en el que todo el mundo fuera consciente de que era ahora o nunca. Es parte del método que uso para crear un momento único.
– Sus actores reciben indicaciones con referencias de YouTube
– Incluso de animales. Desde siempre me he sentido atraído cuando la gente trata de lidiar con su vergüenza; la gente hace cosas estúpidas para evitar sentir vergüenza. Encontré un clip fantástico: Denver Official Guilty Dog. Nunca he visto la vergüenza expresada de una manera más potente. Les dije a los actores: ‘si podemos llegar al 10% de lo fuerte que es la vergüenza que siente Denver, hemos llegado bastante lejos’.
– En El triángulo de la tristeza el oligarca ruso dice: “Stop bullshit, pay the taxes” (1)
– Me inspiré en este libro (muestra Utopía para realistas, de Rutger Bregman). Es fantástico, estuvo en Davos con multimillonarios. Estos hombres eran filántropos que han ganado un montón de dinero y discutían sobre cómo hacer un mundo mejor, una idea muy individualista: ‘ahora voy yo y salvo el mundo’. Para mí, la única solución es impuestos, impuestos, impuestos: Stop bullshit and pay the taxes!
– ¿Siente contradicciones entre su ideología y el mundo de cineasta?
– Debo decir que no soy anticapitalista, soy antiindividualista. El capitalismo ha mejorado la vida de mucha gente, por lo que sería infantil ser un anticapitalista dogmático, pero desde luego el capitalismo tiene su lado oscuro. Es más en el individualismo donde pongo el foco en El triángulo de la tristeza.
– ¿Se ha alejado de un cine más de autor en detrimento de otro más comercial?
– Muchas de las películas europeas se hacen para conseguir el dinero del instituto cinematográfico estatal y, una vez que lo tenemos, simplemente hacemos la película. Pero las películas americanas tienen una vertiente comercial, tienen que tener éxito económico y tienen que esforzarse mucho para llegar a la audiencia. Creo que es importante no perder de vista a los espectadores porque sin público no hay cine. Y por eso tenemos que crear algo que dé al espectador la vivencia de una experiencia fuerte. Eso para mí no es ser menos autor.
– ¿Qué pretende remover en el espectador con sus películas?
– Me encanta cuando consigo que el público tenga algo de lo que quiera debatir después. Si no lo logro, creo que he fracasado.
– ¿Qué haría si fuera un gobernante?
– Volvería a usar este libro (Utopía para realistas) (ríe). Como me crie en una familia de izquierdas, mi sensación es que durante los 70, 80 y 90 el mundo se identificaba siempre con una perspectiva liberalista occidental o una perspectiva socialista del Este. Casi como si fueran dos equipos de fútbol; o eras de un equipo o del otro. Este libro muestra el lado positivo de dos tipos de utopías políticas diferentes, utilizando lo mejor de ambas. Creo que sería interesante si pudiéramos salir de esa mentalidad de hooligan de fútbol cuando se trata de política.
– Coppola, Haneke y usted mismo han ganado la Palma de Oro dos veces seguidas
– ¡Seré el primero en ganarla tres veces! (bromea entre risas) No me lo tomo demasiado en serio. He dicho a mis colegas que sólo tenemos una oportunidad de ganarla tres veces seguidas. Los premios son buenos porque atraen la atención sobre tus películas, pero no puedes creer demasiado en ellos. Yo los uso como motivación para intentar mejorar mi trabajo. Puedes tener mucha suerte y pasar lo que me pasó a mí y, por supuesto, tienes que estar agradecido por eso.
– Presidente del jurado del Festival de Cannes de este año ¿Cómo se siente?
– Es un gran honor porque pensé que eso a lo mejor me pasaría mucho más adelante en mi carrera. Para mí Cannes representa la lucha por la calidad del cine frente al scrolling (pasar pantallas) en el que nos sentamos y no reflexionamos sobre lo que estamos viendo. Sé que hay una cierta presión al estar en esta posición. Ha habido gente que ha sido muy criticada, como David Cronenberg, que no dio la Palma de Oro a Pedro Almodóvar por Todo sobre mi madre. La gente todavía le pregunta ¿por qué?
– ¿Rodará su próxima película en Mallorca?
– Me encantaría que eso pasara. The entertainment system is down (El sistema de entretenimiento no funciona, título de su nuevo proyecto) tiene lugar en un aeropuerto y durante un vuelo de larga distancia. Ahora estoy escribiendo, haciendo casting y arreglando la financiación, por lo que empezar a rodar diría que para 2024. No puedo decir nombres, pero estoy trayendo a las estrellas de Hollywood a Mallorca para reunirse conmigo (ríe), aunque puede que ya hayan venido antes.
- ¡Déjate de gilipolleces y paga impuestos!
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