Desde que el reconocido escalador mallorquín Miquel Riera popularizara en los setenta la práctica del psicobloc en Mallorca, esta modalidad de escalada sin cuerda, sin arnés y sobre acantilados ha ido ganando adeptos año tras año y “hoy en día se encuentra estable dentro del éxito”, según sostiene Eneko Pou, deportista de escalada libre.

El clima de la isla, la belleza de sus paisajes y los precios competitivos son algunas de las razones por las que escaladores de todo el mundo, principalmente del centro y norte de Europa y estadounidenses, eligen Mallorca para practicar esta modalidad deportiva. Además, “la calidad de la roca es excepcional. Es una caliza naranja muy franca, que no se rompe y tiene mucha adherencia…”, añade Pou.

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Eneko Pou escalando una pared en Cala Varques. Foto: Luis Rizo.

Dónde practicar psicobloc en Mallorca

En Cala Varques, Portocolom o Cala Serena se encuentran algunos de los mejores acantilados para disfrutar del psicobloc en Mallorca. El sureste de la isla es la mejor zona porque “en general, los acantilados rondan los 15 – 20 metros, que es la altura ideal”, matiza Eneko Pou.

La práctica de este deporte requiere estar fuerte a todos los niveles: “Cualquier vía te exige mucho físicamente y psicológicamente porque al alcanzar unos metros sobre el agua, nadie quiere caerse. En general, da mucho miedo”, asegura Pou. También se recomienda saber nadar con soltura para “poder salir del agua sin poner en riesgo la vida en caso de que haya mala mar” y “estar siempre acompañado de más gente”.

Para quienes no reúnen estas condiciones o no han superado su miedo a las alturas existe otra modalidad, el aquabloc, que se practica de manera horizontal, a muy pocos metros del agua. En el aquabloc “tiene cabida todo el mundo” y se pueden experimentar las mismas sensaciones de libertad que brinda el psicobloc.

Slackline: piruetas sobre la cinta

waterline en la costa de Mallorca

Práctica de waterline en la costa de Mallorca. Foto: Balear Slacklife.

A caballo entre la escalada y los juegos circenses se encuentra el slackline, un deporte de equilibrio solo apto para los más atrevidos y habilidosos que ha cobrado fuerza tras el confinamiento porque se realiza al aire libre. Quienes lo practican tienen que caminar sobre una cinta plana de nailon o poliéster de unos 50 milímetros que está sujeta a dos puntos de anclaje.

En Mallorca, Balear Slacklife es uno de los grupos de deportistas aficionados a esta disciplina. A menudo se desplazan hasta Cala Millor, al lado del hotel CM Castell de Mar, para ejecutar una de las modalidades más comunes del slackline: el trickline, que combina saltos y trucos de destreza sobre una cinta tensa a escasos metros del suelo.

Texto: Virginia Servera.