Abanderado
Además, si no media sorpresa mayúscula, encabezará también la comitiva de España en la ceremonia de inauguración como abanderado -le corresponde por ranking-, algo que sería “una responsabilidad inmejorable, insuperable. La bandera estaría en muy buenas manos porque siempre he representado estos colores con orgullo y lo mejor que he podido”, asegura. (NOTA: Marcus Cooper ya ha sido confirmado como abanderado español).
Cara a París, Cooper acude con unas aspiraciones muy concretas. “Aunque sea difícil de entender, mentiría si dijese que espero conseguir una medalla. Mi objetivo es colocarme en la línea de salida y sentir que de verdad soy mi mejor versión. Si al finalizar lo he dado todo da igual que haya quedado primero o último”, reconoce. En principio, “y parece que va a ser así salvo fuerza mayor”, matiza el piragüista mallorquín, va a participar en dos pruebas, el K4-500 y el K2-500, porque “los horarios me lo permiten y siempre me intento superar. La satisfacción personal es lo que me mueve”.
Baltasar competirá en París con tan solo 19 años. Foto: N. B.
Uno de los benjamines de la expedición mallorquina es Nacho Baltasar (Palma, 2004), subcampeón mundial sub-23 en Lanzarote de la espectacular modalidad iQFOiL, donde los windsurfistas parecen volar a un metro sobre el agua. Su presencia en París supone “una oportunidad única y cumplir un sueño”, aunque reconoce con humildad que cuando comenzó este ciclo olímpico “casi no sabía de la importancia de los Juegos. Hace apenas dos años estaba compitiendo en edad juvenil y no estaba ni en el equipo preolímpico. Todo ha ido muy rápido, ha sido un visto y no visto”. En el camino ha ganado 22 kilos y se ha sometido a un régimen de entrenamiento “de nivel máximo” para poder afrontar la exigencia física de su especialidad que, como él, debuta en una Olimpiada.
Ambición
El windsurfista palmesano es ambicioso. “No descarto nada. Voy a ir a por todas y me encantaría volver con una medalla, pero mi objetivo principal es disfrutar de la experiencia. Soy muy joven y me queda mucha carrera por delante, no quiero competir con un extra de presión”. De hecho, para Baltasar la preparación mental ha sido más dura que la física porque existe la posibilidad de “quemarse”, sobre todo en el caso de un joven de 19 años que ha tenido “que dejar cosas de lado que suele hacer un chico de mi edad, pero la verdad es que me compensa. Cuando vuelva de París recuperaré un poco mi vida anterior”, bromea.
Como veterano curtido en mil batallas, Cooper coincide en que el aspecto mental es clave en unos Juegos porque “en nuestro mundillo, a partir de lo que sentimos y lo que pensamos ocurre todo. Hay que tener la cabeza bien amueblada para afrontar el sacrificio necesario para darlo todo por y para el objetivo que tenemos”. Por eso aconseja a Baltasar y al resto de debutantes que “no les intimide la grandeza de unos Juegos Olímpicos, que no tengan miedo a ganar”.
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