Entrevistamos a Isabel Mairata, general manager de Mon Hotels, una pequeña cadena hotelera con tres establecimientos en Mallorca: Es Princep, en el casco antiguo de Palma, y Mon Port Hotel&Spa y La Pérgola Aparthotel, ambos en Port d’Andratx.
Adaptarse a la situación actual no es fácil. ¿Cuál ha sido el plan de acción o las medidas que habéis adoptado?
La situación actual es muy complicada. Tenemos que adaptarnos a dar un buen servicio con garantías de seguridad. El hecho de llevar la mascarilla impide que se vea nuestra sonrisa y a que el cliente se sienta bien recibido. Pero tenemos que luchar por nuestro producto y nuestra gente. En Mon Hotels éramos conscientes de la responsabilidad que teníamos como empresa servicio, para ello hemos trabajado duro para poder reabrir nuestras puertas.
Recientemente habéis conseguido una certificación de turismo seguro. ¿Qué suponen estos certificados ‘covid-free’?
Ha supuesto mucho trabajo y mucho esfuerzo, pero teníamos claro que sin garantías de seguridad para nuestros trabajadores y nuestros huéspedes era imposible iniciar la actividad en un momento tan complicado como este. La implicación del equipo ha sido espectacular y hemos implantado los procedimientos en tiempo récord y con máxima garantía. Eso ha permitido que nuestros huéspedes y nuestro equipo profesional se hayan sentido más seguros.
¿Cuáles son las diferencias entre los tres hoteles que gestionáis?
Tenemos tres hoteles en el grupo Mon Hotels. Dos de ellos, Mon Port Hotel&Spa y La Pérgola Aparthotel, están ubicados en Port d’Andratx en plena falda de la serra de Tramuntana. Mon Port es un hotel con spa, con un turismo más vacacional para parejas de mediana edad y con una nueva marca de deporte. La Pérgola está mucho más enfocado a familias y abierto durante todo el año. Por su parte, Es Princep es un hotel de ciudad en Palma con 5 estrellas con uno de los Rooftop más impresionantes de la ciudad.
¿Cuál es el tipo de turista actual con la crisis sanitaria presente? ¿Han cambiado sus preferencias o prioridades?
Las familias han sido las que menos han viajado, manteniéndose las reservas de huéspedes de mediana edad. En cuanto a preferencias y prioridades, nuestros clientes han destacado siempre con sus comentarios lo tranquilos que se han sentido en nuestras instalaciones.
Parece que la caída de reservas es generalizada. ¿Cómo lo afronta Mon Hotels?
Con mucho ánimo y buena voluntad frente a las pocas reservas y a las muchas cancelaciones. Queremos ser positivos y valientes. Fuimos de los primeros en abrir. El día 1 de julio los tres establecimientos estaban abiertos y empezando a funcionar. Sabemos que es un año de grandes pérdidas, hay que asumirlo. Aunque ya estamos deseando que el próximo año las cosas vayan mejor y podamos recuperar algo de lo perdido.
¿Cuáles son las perspectivas de cara a los próximos meses?
Muy inciertas, en este momento tenemos sobre la mesas planes de acción muy diferentes. Creo que la sociedad debe ser muy responsable y reducir círculos de contacto.
¿Estáis preparando o desarrollando alguna idea para estimular el turismo?
Trabajamos con campañas de marketing continuamente, pero es algo que no depende de nosotros. Cuando no hay peces en el mar es muy difícil pescar.
¿Cómo va a lograr resistir el sector hotelero un año tan atípico como este?
A base de recursos personales. Tenemos que aguantar el temporal y esperar a que amaine cuanto antes. Esta situación pondrá a mucha gente del sector entre la espada y la pared.
¿Qué le dirías a un turista que está considerando viajar a Mallorca pero tiene dudas?
Que venga sin miedo, que mantenemos los mismos estándares de calidad de siempre, sumado a las medidas extraordinarias adoptadas frente a esta situación. Que venga a disfrutar de Mallorca tanto como lo hacemos nosotros. De ofrecer la mejor seguridad posible, nos encargamos nosotros.
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