El arquitecto mallorquín Eduard Yuste está al frente del festival de arquitectura para no arquitectos Open House Palma. La capital balear acogerá por primera vez esta iniciativa que pretende abrir de par en par los edificios con mayor interés arquitectónico de la ciudad. Será el fin de semana del 6 y 7 de noviembre de 2021.
– ¿Por qué Palma para celebrar esta iniciativa?
– Cuando estudiaba arquitectura en Barcelona, participé como voluntario en la Open House Barcelona y luego entré en la organización. Siempre pensé que había que traer ese festival a Palma porque hay mucho patrimonio arquitectónico desconocido y mucha arquitectura que la gente no conoce. Empezamos a trabajar con el proyecto de lleno hace dos años. Se retrasó por la pandemia y ahora por fin va en serio.
– ¿Dónde reside el interés arquitectónico de Palma?
– En Palma estamos muy centrados en el casco histórico, donde están la catedral, la lonja, etc., que todo el mundo conoce. Pero hay un montón de arquitectura de arquitectos muy buenos que se desconocen por completo. El interés arquitectónico de la ciudad se reparte por todos los barrios. En todos hay algún edificio de Bennàssar, Ferragut, Mitjans o de otros arquitectos. Incluso tenemos un premio Pritzker, como es el edificio Moneo de la Miró, que es como el Premio Nobel de la arquitectura, y mucha gente no sabe dónde está. Hay mucho interés arquitectónico desde fuera de Mallorca y aquí se desconoce.
– El Open House Palma persigue ese objetivo…
– La intención es divulgar la arquitectura de Palma, de ahí el eslogan del festival de arquitectura para no arquitectos. Se trata de que la gente conozca los mejores ejemplos de arquitectura y diseño de la ciudad. Si tienes las herramientas para decidir lo que es bueno y lo que es malo, puedes exigir un entorno mejor construido, una mejor ciudad y, en consecuencia, una mejor sociedad.
– ¿Se podría aprovechar este patrimonio a nivel turístico?
– Nuestra intención se aleja totalmente del terreno turístico. Es más local, para gente de aquí. No tenemos guías en otros idiomas, creemos que primero es necesario que los locales conozcamos lo que tenemos para, en todo caso, después darlo a conocer. El patrimonio arquitectónico es un activo más y está bien que se conozca. Pero muchos acaban siendo explotados por el mercado turístico, como la Sagrada Familia o la Casa Batlló. La gente siente desapego por estos edificios porque hay demasiados turistas. Está bien en cierta medida, pero tampoco hay que pasarse…
– ¿Está la arquitectura lo suficientemente popularizada o solo es para profesionales?
– La arquitectura es arte y cultura. En todas las civilizaciones ha sido un medio de expresión y cada estilo responde a un movimiento. Creo que esto no se explica suficientemente en la educación formal. Parece un ámbito muy exclusivo y lo que pretende el festival es justo lo contrario. Trata de explicar los estilos y las pinceladas más interesantes de cada edificio, así como su historia. Darlos a conocer es una forma para que la ciudadanía adquiera estos conocimientos y sienta un poco de respeto por la arquitectura. Lo cierto es que falta mucha divulgación en este campo.
– ¿Ha visitado todos los edificios que se abrirán al público? ¿Cuál recomienda?
– Reconozco que no he visitado todos, pero si tuviera que hacer una lista empezaría por las viviendas sociales del IBAVI, muy interesantes en cuanto al aspecto social y ambiental, que ahora es una revolución en el mundo de la arquitectura a nivel español y europeo. Seguiría con obras desconocidas del racionalismo como Hotel Araxa o Palma Tennis, así como Can Cladera. También tenemos algún refugio antiaéreo, que son parte desconocida de la historia de la ciudad, como el Palacio Real, el Centro de Historia Militar y Cultural de Balears… ¡Hay muchos ejemplos!
– ¿Hay alguno que haya quedado fuera de la selección y que le hubiese gustado incluir en este festival?
– Un montón. Uno de mis objetivos era abrir el edificio de Gesa, pero no ha habido suerte. También edificios modernistas como los almacenes El Águila y Can Forteza Rey, Can Casasayas… Hay muchos que se han quedado fuera. La antigua fábrica de Can Ribas o de Zapatos Gorila… Si el festival tiene éxito este año, quizás se sumen más edificios en futuras ediciones.
– Además de Palma, ¿qué otros edificios tienen especial interés arquitectónico en la isla?
– Hay otros edificios de premios Pritzker. Uno es la casa Can Lis, de Jorn Utzon, el arquitecto de la ópera de Sidney. También hay edificios de despachos muy punteros como TEd’A, OLARQ…
– ¿Qué más proyectos tiene en mente la asociación Open House Palma?
– En principio el objetivo de la asociación es hacer este evento. Somos cinco personas que desarrollamos esta labor sin cobrar. Sí que nos gustaría que el festival tuviera continuidad en el tiempo. Aparte, habrá un concurso de fotografía y una exposición el próximo mes de enero en el colegio de arquitectos. De momento, serán cosas muy puntuales.
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