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Emili Manzano, periodista y escritor mallorquín. Foto: Piter Castillo.

A pesar de ser “profundamente antinostálgico”, el periodista y escritor mallorquín Emili Manzano ha publicado Me’n record (Anagrama), un libro de “recuerdos aislados, aparentemente inconexos”. Son los recuerdos “de alguien normal que no pretenden representar a nadie”, porque el reto del escritor “es básicamente entretener al lector, contándole cosas”, explica desde Mallorca, la isla a la que volvió hace 4 años después de pasar 35 en la capital condal.

En su memoria siguen vivos los sonidos, olores y lugares de su infancia. “Por fortuna, las cosas que disfruté hasta el punto que configuraron mi sensibilidad siguen manteniendo su luz y su frescura, a pesar del paso de los años, sobre todo los sabores, los olores, las sensaciones físicas, los sonidos, hasta la sensación en la piel del sol de junio o del agua de mar, el balanceo de un llaüt en unas horas de pesca, las noches de verano bajo una parra, los gestos rituales de las matanzas… Y las personas, sobre todo las que quise, esas no se quieren alejar nunca de mí, y se lo agradezco mucho, me siguen hablando y haciendo compañía. Con los lugares me ocurre lo mismo: recuerdo perfectamente cómo eran, y soy capaz de reconocerlos bajo las espesas capas de asfalto y hormigón que cubren muchos de ellos”.

UNA MALDICIÓN BÍBLICA

Y es que la Mallorca de hoy dista mucho de aquella que evoca su nuevo libro. La Mallorca de hoy, a Manzano le resulta “incómoda”. Le producen fastidio cosas como “la pérdida de calidad de vida de la mayoría de nosotros, y no hablo sólo de las dificultades para encontrar aparcamiento, los apretujones en el centro de Palma o la saturación de las playas; me refiero a las dificultades con que nos encontramos los mallorquines de a pie por acceder a una vivienda, aunque sea de alquiler, y a la propiedad de la tierra”. Según critica el escritor, “no podemos competir con gente de fuera que llega, adinerada, a apropiarse legalmente de una casa, una finquita, un pedazo de tierra con el que nosotros soñamos y que ya ha quedado para siempre fuera de nuestro alcance. No es una situación fácil de llevar. A nivel psicológico es terrible: se nos hace sentir que valemos menos, que somos de segunda o tercera categoría. La sensación de despropiación, de exclusión, ya se ha convertido en una dolencia psicológica social, un síndrome a la espera de un nombre. Es lo que yo llamo la ‘paradoja mallorquina’ (que es más bien una ‘parajoda’): somos nativos de un paraíso del que cada vez nos cuesta más disfrutar, un paraíso que nos expulsa. Tiene algo de maldición bíblica, ¿verdad?”.

Manzano trabaja ya en su próximo libro, que estará protagonizado por palabras y expresiones del habla popular mallorquina que le parecen curiosas, “junto a otras que sólo existen en mi familia o son importantes para mí”. Como reconoce, él sigue utilizando términos como “tèntol”, “jutipiri” o “bàmbol”. Hasta que llegue esta nueva publicación, los lectores pueden viajar por su memoria en las páginas de Me’n record. Porque, si hay algo que ha marcado su forma de ver el mundo “ha sido la lectura, el hábito de leer, que consiste esencialmente en interesarse por el otro, en escuchar pacientemente lo que tiene que decir, aunque discrepemos de él”, finaliza.

Mallorca Global Mag