“Quiero jugar contigo” le dijo una vez Cata Coll (Pòrtol, 2001) a su amigo Sebas en el patio del colegio. Tenía 6 años y habilidad suficiente para desparramar rivales que poco a poco la comenzaron a respetar, como hoy lo hacen las jugadoras de la Liga Española de Fútbol cuando la ven volar de palo a palo, atajar penaltis o despejar balones que pocas veces vencen el arco del FC Barcelona que ella defiende desde 2020.
El amor por el fútbol lo cultivó en su casa. Tanto su madre como su padre, que tienen un negocio familiar en Pòrtol, lo han practicado. Y siempre recibió el apoyo de su hermana, más inclinada al ballet.
Cata pasó del patio de la escuela al Sporting Sant Marçal, el club de su pueblo donde comenzó a jugar como defensora hasta que a los 12 años se convirtió en portera.
A partir de aquí la carrera de la futbolista portolana tomó un impulso vertiginoso hasta su actual presente, con su estilo depurado y reflejos felinos: a los 15 debutó en el primer equipo de Unión Deportiva Collerense de Mallorca; a los 17 fue subcampeona en el mundial sub-20 con la selección española y el mismo año campeona mundial sub-17 con la roja, donde obtuvo el Premio “Guante de Oro”.
Por sus sorprendentes actuaciones el Barca la fichó en 2019 y la cedió al Sevilla por una temporada. Regresó al cuadro blaugrana y tomó la titularidad de la portería tras una lesión que sufrió Sandra Paños. En el club catalán obtuvo la Copa de la Reina (2020-2021), la liga española (2021) y la Champions League (2021).
“Cata Coll es una portera corpulenta y muy sobria. Segura bajo palos, a pesar de su juventud ejerce de líder en el campo”, la define su club en la página web.
El Sporting Sant Marçal recuerda con orgullo el paso de Cata por el club, por eso propuso que el campo municipal de fútbol de Son Caulelles lleve su nombre. Y así será tras la aprobación unánime del Ajuntament de Marratxí, una distinción que será muy comentada en el negocio familiar.
Texto: Juan Ignacio Orúe. Palma.
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