El consumo de producto local durante los meses de confinamiento en los domicilios -de marzo a julio de 2020- aumentó más de un 26% en Mallorca. Un consumo que se vincula a los valores de calidad y de territorio, ya que un 10% de la población asegura haber incrementado la compra de productos agroalimentarios a domicilio y un 35% reconoce haber comprado más en tiendas de proximidad. A pesar de esto, el consumidor de Mallorca tiene una percepción sesgada de su consumo de producto local, que sitúa en torno al 50% de la compra.
Los datos se desprenden del Análisis de las Cadenas Alimentarias y Diagnosis del Sector de Producción Local, Ecológica, Agroindustrial y Artesanal de Balears. Un estudio encargado por la Dirección General de Políticas para la Soberanía Alimentaria y que analiza, entre otras, el impacto de la COVID-19 en los hábitos de consumo de alimentos de la población balear. Según la consellera de Agricultura, Pesca y Alimentación, Mae de la Concha, la COVID-19 ha ayudado a tomar conciencia de “la necesidad de lograr un mayor abastecimiento alimentario local, una producción más justa y un consumo responsable al alcance de toda la ciudadanía”. Y es que en Mallorca, un 73% de la población está a favor de apostar por un modelo que se dirija hacia la soberanía alimentaria.
Un ‘big data’ alimentario
Este estudio sobre los flujos alimentarios se marca varios objetivos específicos a estudiar: conocer la producción agroalimentaria en cada isla; el flujo de los alimentos y su movilidad por el territorio; identificar los productos en que se generan excedentes y en cuáles hay deficiencias; la incidencia del sector turístico en el consumo o la huella de carbono, que provoca todo el proceso de abastecimiento alimentario.
Según los datos analizados entre el periodo 2017/2019, el valor económico de las explotaciones agroalimentarias en Balears era de 232,5 millones de euros y ocupaban unas 225.595 hectáreas. De estos datos se desprende que en Mallorca, el 48,8% del territorio se destina a usos agrarios, con una extensión de cerca de 150.000 hectáreas. En cuanto a la producción, en Mallorca se producen sobre todo cultivos de hortalizas y legumbres (32,1%) y patatas (31,7%). En Menorca, leche y sus derivados lácteos (77,3%) y en las Pitiüses, cultivos de hortalizas (46,55%).
Estos datos afectan al abastecimiento: las islas tan solo tienen un porcentaje de capacidad de autoabastecimiento alimentario que se sitúa alrededor del 11,6%. Sin incorporar el peso turístico, esta cifra subiría al 16,13%. Solo en Mallorca hay autosuficiencia en dos productos agroalimentarios: frutos secos y patatas. En Menorca, tan solo hay autosuficiencia en la leche y en las Pitiüses, en bebidas espirituosas.
Gran peso de los supermercados
El desajuste entre importaciones y exportaciones se cifra en 2.219.549 toneladas al año, un flujo claramente condicionado por la evolución de la actividad turística. Además, esta importación de producto agroalimentario es especialmente contaminante, hasta 3,4 veces superior, de media, al impacto que supone el consumo y distribución del producto local. Se producen más de 98.000 toneladas anuales de CO2 por estas importaciones a las islas, y más de 60.000 toneladas anuales de residuos agroalimentarios.
Por otro lado, el peso de los supermercados y autoservicios en Mallorca es mayoritario y representa el 50% del sistema de distribución de producto agroalimentario. La tienda tradicional es importante y se sitúa por encima de la media estatal, especialmente en producto fresco, con un 30% cuota de mercado. Los restaurantes suponen el 22% restante de la distribución.
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