Es mallorquín y su empresa, Open Cosmos, se dedica a poner en órbita satélites que recopilan datos para abordar retos globales a través de tres productos. Open Orbit, con el que diseñan, fabrican y operan satélites propiedad de los clientes; Open Constellation, que despliega una serie de satélites con datos compartidos, y Data Cosmos, que analiza todos esos datos y los convierte en información. Mallorca Global Mag conversa con Rafel Jordà, nombrado Premio Princesa de Girona Empresa 2023.
– Obtuvo la nota más alta de selectividad en Baleares en su año. ¿Imaginaba que acabaría lanzando satélites al espacio?
– Ni mucho menos. Me gustaban un montón de cosas como filosofía, con la que tuve muchas dudas, o matemáticas. No decidí qué estudiar hasta una semana antes de matricularme, pero quería algo que me fuera difícil aprender por mí mismo y me decanté por ingeniería aeronáutica.
– ¿Cómo le explica a sus padres o amigos lo que hace en su trabajo?
– Cuando fui a estudiar mis abuelos decían: “Hace algo de náutica de barcos”. Después, yo trabajaba en una de las grandes empresas del sector y estaba bien posicionado. “¿Por qué arriesgarte?” me decían. Pero las necesidades del mercado estaban ahí y con 26 años era el momento de tomar ciertos riesgos. ¿Y cómo se lo explico? Hay grandes retos globales a los cuales solo podemos encontrar solución si medimos lo que está pasando y la forma más eficaz es mediante satélites. Me refiero al cambio climático, a problemas en temas de energía, de recursos naturales… Sentía como una obligación democratizar el acceso a esta tecnología.
– Da la sensación de que la ciudadanía no sabe lo que pasa en el espacio. ¿Podría explicárnoslo?
– Hay una analogía muy buena. Si uno mira a los ordenadores de los 60-70, eran tan grandes como una sala y valían centenares de millones. Luego un par de emprendedores empezaron a hacerlos pequeños, llegaron los PC y se empezaron a conectar a Internet. Lo mismo ocurre ahora en el sector espacial. Se ha pasado de satélites muy grandes y caros a que empresas como la nuestra sean capaces de hacerlos más pequeños, más rápidos y a un coste muy inferior. Y encima los conectamos entre ellos para que mediante constelaciones generen muchos datos. Eso va a dar cabida a toda una oleada de aplicaciones. Es el momento en el que se está viviendo este cambio de paradigma.
– Habrá quien piense que el gasto de esta actividad es desorbitado o innecesario. ¿Cuánto cuesta lanzar un satélite al espacio?
– Creo que hay que cambiar esa mentalidad. Utilizamos satélites cada día y no nos damos cuenta, sirven para resolver los problemas de aquí. Si miras la predicción meteorológica, si has efectuado un pago por Internet, si has usado GPS… Dependemos de esta tecnología para poder vivir la vida que vivimos. ¿Cómo podemos monitorizar un incendio, los recursos hídricos o las DANA? Sin los satélites no conseguiremos abordar estos retos. Y no lo digo yo, lo dice Naciones Unidas; de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, la ONU dice que 13 no se pueden conseguir sin datos satelitales. ¿Y cuánto valen? Nosotros vendemos satélites entre 1 y 10 millones; los tradicionales valen entre 300 y 500 millones.
– ¿Cómo se sitúa frente a las grandes empresas del sector espacial como SpaceX, de Elon Musk; Blue Origin, de Jeff Bezos o Virgin Galactic, de Richard Branson?
– Nosotros hacemos satélites que van dentro de sus cohetes. Pero si nos comparas con las que sí hacen satélites como son Airbus, Boeing, Lockheed Martin, etc. es que fabricaban satélites muy grandes y caros. Con Elon Musk hemos lanzado cinco en sus cohetes, somos un cliente suyo.
– ¿Qué papel juega el sector espacial en España, somos competitivos?
– El tren de la infraestructura satelital está pasando y España debe agarrarse a él. El país ha hecho dos cosas que creo que apuntan en esa dirección: este año ha arrancado la Agencia Espacial Española y han lanzado un PERTE aeroespacial con 4.000 millones. Lo mejor que tenemos es que hay muchas empresas con una capacidad de innovación y desarrollo tecnológico abismal. Creo que hay que aprovechar todo este talento para ponernos al frente de la industria espacial europea. La contribución en puestos de trabajo de alta calidad, la transversalidad y el retorno es tremendo. He visto cifras que dices ‘guau’, hay que invertir en este sector.
– Como mallorquín, ¿qué oportunidades cree que ofrecen los servicios de Open Cosmos a Baleares?
– Open Constellation está diseñado para que regiones como Baleares puedan subirse al tren del espacio. Ya nos han comprado satélites desde Cataluña, Andalucía o Canarias y los gestionamos como una constelación agregada. Baleares debería apostar por ahí, así tendría acceso a datos como recursos hídricos, control de costas, monitorización de vertidos, deforestación, reacción a incendios, impacto en inundaciones… Contar con esta información es imprescindible para la competitividad tecnológica de las islas. Y como mallorquín, me encantaría llevar este procesamiento de datos y análisis. De hecho, tenemos varios mallorquines en Open Cosmos. Es talento que se iba al extranjero a trabajar y nosotros les hacemos volver, eso no tiene precio.
– ¿Qué porcentaje se está aprovechando de la tecnología espacial y cuánto falta aún por explotar?
– Es como si EEUU en su momento no hubiera apostado por las empresas de computación como Microsoft, Apple… Creo que va a generar una cantidad de empresas de aplicaciones y volumen de actividad económica increíble. Quedarse fuera sería un error garrafal.
– ¿Y no se llenará el cielo de satélites?
– La gestión del espacio se tiene que hacer de forma sostenible. Nosotros lanzamos en órbita baja, 500-700 km, y en menos de 5 años entran en la atmósfera y se queman. Otros más lejanos se ponen en una órbita vertedero, donde no molestan. La basura espacial sería lo que se queda en medio, alqo que en los inicios del sector no se cuidaba, pero ahora sí.
– ¿Cambiará las cosas el auge de la IA?
– Nuestros satélites utilizan los chips que se usan para entrenar redes neuronales como las de ChatGPT. Ahora permitimos que procesen y envíen la información sin necesidad de descargar la imagen. Ante terremotos, incendios y catástrofes naturales, es importante reaccionar con antelación. La mayor parte de satélites de observación de la Tierra sacan imágenes, las guardan y cuando pasan por una antena lo descargan. Luego se sube a la nube, se procesa y al final se entrega. Este proceso dura una hora o dos horas, incluso días. Con estos nuevos sistemas, creemos que saldrán casos de uso que todavía no se habían pensado.
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