En un pequeño estudio de tatuajes cerca de la Plaza de los Patines, Marta Coen, tatuadora y pintora, lleva desde 2023 usando su arte como una herramienta de sanación emocional para quienes se han enfrentado al cáncer de mama. Reconstruye de forma gratuita la estética de pezones y areolas para quienes han pasado por una mastectomía, ayudándolas a recuperar su confianza.
Tatuajes de reconstrucción gratuita de areolas
Una vez al mes, dedica todo un día a este proyecto. “Empecé a interesarme en tatuar pezones y areolas hace unos años y en 2023 empecé a formarme de manera autodidacta. Pasé varios meses practicando en piel sintética hasta que anuncié este proyecto por redes sociales, buscando voluntarias para seguir mejorando”, indica Marta Coen.
En su día a día, la técnica que utiliza es el fine line combinado con el puntillismo, un método más laborioso pero menos agresivo para el cuerpo. Explica que prefiere este método porque minimiza el impacto en la piel.
Momentos especiales en el estudio
Al estar tatuando a personas que han sufrido cáncer de mama, la gente puede pensar que las sesiones son serias y frías, pero Marta asegura que son todo lo contrario. “Nos reímos mucho”, subraya. “A pesar de las historias emotivas que comparten, nunca ha vivido una sesión triste. Las historias de superación se viven con emoción y humor, creando un ambiente de apoyo y alegría”, explica Marta.
Ella cree firmemente en el altruismo y considera que un acto tan significativo como tatuarse un pezón tras superar el cáncer debe ser gratuito. “Me preguntan cómo pueden pagarme por el ‘regalo’ que les he hecho y siempre les digo lo mismo: que hagan un favor, que sigan la cadena de favores”, comparte.
Asimismo, Marta Coen explica que ha habido personas ajenas al proyecto que han decidido colaborar de manera desinteresada. “A menudo, clientes que vienen a hacerse otros tatuajes, al conocer el proyecto, aportan algo por iniciativa propia. Pero nunca aceptaría dinero de las mujeres que buscan esta reconstrucción, porque entonces el proyecto perdería su sentido”, enfatiza.
La continuidad del proyecto
Este proyecto, en constante evolución, no tiene un final para Marta, quien afirma que lo mantendrá hasta el día en que deje de tatuar. Aunque enfrenta desafíos, como la falta de visibilidad en redes sociales debido a bloqueos por contenido relacionado con la mastectomía, encuentra en el boca a boca la mejor herramienta para compartir la iniciativa. “Mallorca es una isla pequeña y muchas veces lo más efectivo es el contacto directo”. Marta sigue comprometida con este proyecto que continúa creciendo, con la firme convicción de que puede ayudar a muchas mujeres a recuperar su confianza.
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