El productor mallorquín de cine Miguel Ruz

Miguel Ruz ha conseguido posicionar Nowhere como la segunda película de habla hispana más vista de la historia de las plataformas

Siempre había querido dedicarse al cine y, a pesar de estudiar ingeniería en Inglaterra y mudarse con 23 años a Alemania, decidió volver a tierras inglesas con el objetivo de convertirse en cineasta. La apuesta del palmesano Miguel Ruz por su propio contenido fue ganadora, tanto que hoy puede presumir de que Rock & Ruz, su productora, ha creado la película de habla hispana más vista en la historia de las plataformas y la segunda de habla no inglesa: Nowhere, la historia de supervivencia protagonizada por Anna Castillo en Netflix. Hasta que llegó el fenómeno de La Sociedad de la Nieve, “desafortunadamente para nuestra película, pero afortunadamente para la industria del cine, de la que soy un gran defensor”, declara el productor mallorquín. “No esperaba el éxito de Nowhere. Una semana antes del estreno no se oía nada, no sabíamos qué iba a pasar. La plataforma es el marketing, nos dijeron”. 

“Si una historia tiene una conexión emocional da igual el género”

 

“Tocar la fibra”

El mallorquín describe la labor del productor como una búsqueda constante de propiedades intelectuales, noticias, historias, guiones…  “La clave es dar con un concepto al que no estemos acostumbrados, algo muy complicado”. Después llega el momento de “arroparlo, primordialmente con el guionista que crees que, junto contigo, puede desarrollar una buena historia. Hay que tocar la fibra”. El siguiente paso sería buscar al director idóneo y, “si el proyecto es de clase A, sin duda debes tener un actor o actriz potente”. Ruz define el tipo de intérpretes con el que le gusta trabajar: “Todo el talento latino, español o italiano que haya demostrado que funciona en EEUU, como Óscar Isaac, Pedro Pascal, Ana de Armas, Gael García Bernal, Javier Bardem…”

Ya con la historia en la mano, toca decidir “hacia dónde vas, con quién te ves para posicionarla. Tienes que diferenciar el proyecto que funciona en plataformas -dando las dosis emocionales necesarias para que el espectador no se distraiga- del que funciona en las salas -donde estás obligado a prestar atención-. Si queremos hacerlo de forma independiente nos ponemos en contacto con las plataformas. Buscamos una licencia por territorio, con lo que ya tienes un punto de partida que sigue con el trabajo de los agentes de venta. Además, tenemos el incentivo fiscal del país donde se rueda y podemos completar la financiación con otros territorios. Por su parte, los estudios funcionan con un porcentaje”.

Para el productor, la convivencia de salas y plataformas es “muy compatible, pero se va a ser muy selecto con lo que va a salas. Se ha demostrado con Barbie y Oppenheimer”. En definitiva, “habrá una convivencia y una sinergia total entre salas y plataformas”, sentencia. 

“Mallorca debería situarse al nivel de Canarias en cuanto a incentivos fiscales para que valga la pena venir a rodar”

La insularidad de Mallorca 

A Ruz le gustaría traer uno de sus próximos proyectos a Mallorca, pero cree que “se necesita un poco más de infraestructura para que no se venga solo a rodar un 25% de la producción, sino que los equipos puedan quedarse y grabar en un plató. Deberíamos situarnos al nivel de Canarias en cuanto a incentivos fiscales, ya que la insularidad supone un hándicap. Sin embargo, lo que tenemos aquí es único”.

Entre sus próximos proyectos, “este año rodamos dos: la peli de terror El Hada (The Tooth Fairy) y Milagro en la celda 7, un remake de una película turca de superación que rodaremos en México con uno de los actores más taquilleros de ese país. Por otro lado, estamos escribiendo un concepto sobre una persecución en el mar con Alejandro Hernández, guionista de Mientras dure la guerra, que es la que me gustaría traer a Mallorca, y la historia real de un exlegionario junto a Leonardo Fasoli (Gomorra)”. Proyectos de índole muy diversa, ya que para Ruz “si una historia tiene una conexión emocional, da igual el género”. 

Léelo en Mallorca Global Mag, primavera - verano 2024