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El puerto de Palma, uno de los principales motores económicos de Balears, se encuentra en un momento clave de su historia. Para adaptarse a las necesidades del siglo XXI, el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Baleares (APB) va a reconfigurar sus infraestructuras y usos para alcanzar el equilibrio entre la eficiencia operativa y la sostenibilidad. Esta reordenación, resultado de un amplio proceso participativo, garantizará que se atiendan las necesidades de todos los colectivos implicados. Su objetivo es transformar el puerto en un espacio más dinámico, accesible y compatible con el entorno urbano y natural de Palma.
El proyecto actual se apoya en consultas realizadas a más de 65 representantes de sectores como el náutico, el económico, el social y el medioambiental. Entre junio y octubre de 2024, la APB organizó encuentros con asociaciones, empresas concesionarias, organismos oficiales y partidos políticos. A través de estas reuniones, se consensuaron las líneas generales de la propuesta, que fue ratificada por unanimidad.
Ejes fundamentales del ‘nuevo’ puerto de Palma
La nueva configuración del puerto se articula en torno a cuatro ejes principales. El primero es mantener la simultaneidad de las operaciones portuarias en los muelles Comerciales, los muelles de Poniente-Paraires y el dique del Oeste. Esto evitará la congestión en momentos de mayor actividad, especialmente en horas punta. Así se garantiza que el embarque y desembarque de mercancías y pasajeros no se vea afectado.
El segundo eje reubica el espacio destinado a los cruceros en el muelle de Poniente-Paraires. En paralelo, el tercero desplaza las áreas de reparación y mantenimiento de embarcaciones a la zona del dique del Oeste y dentro de las aguas abrigadas del puerto. Estos traslados se harán de forma gradual y compatible con las operaciones portuarias que se desarrollan en cada zona.
Por último, y como valor añadido a la propuesta, se incluye un proyecto de integración del puerto con la ciudad. Los espacios actualmente ocupados por actividades de reparación frente a la Catedral y en el Contramuelle-Mollet serán destinados a usos culturales, formativos y deportivos. Así se prioriza el “esponjamiento” urbano, al liberar espacios públicos de calidad para el disfrute ciudadano.
Golpe de timón
El plan original de reordenación, aprobado en 2020, generó controversia. Diversos colectivos, como las compañías navieras y el sector de reparación, expresaron su desacuerdo. Consideraban que la propuesta no respondía a sus necesidades a largo plazo.
Ante esta situación, el Consejo de Administración de la APB decidió en junio de 2024 abandonarlo. En su lugar, abrió la puerta a una nueva propuesta basada en un consenso más amplio y adaptado a los intereses de todos los actores implicados. El plan actual es el fruto de este esfuerzo colectivo, liderado por el presidente de la APB, Javier Sanz, lo que garantiza una base sólida para su ejecución.
El siguiente paso será iniciar los trámites necesarios para detallar las actuaciones concretas. Además, se estimarán las inversiones públicas y privadas requeridas y se elaborarán estudios económicos y medioambientales. Todo para asegurar que el ‘nuevo’ puerto de Palma se consolide como un espacio eficiente, sostenible y plenamente integrado con la ciudad.
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