Pilar Carbonell, directora general de Emotion Sports España, revela los entresijos del ATP 250 Mallorca Championships de Calvià, el único torneo de hierba que se celebra en el sur de Europa.
Si un jugador de talla mundial como Nick Kyrgios solicita en pleno torneo que se le proporcione urgentemente un producto para el pelo es momento de remover cielo y tierra para conseguirlo. “No sabía ni lo que era y resulta que no se vendía en Mallorca. Lo compré online y me llegó en 24 horas. El jugador quedó encantado de la vida”, recuerda la ejecutiva mallorquina. Y es que la organización de cualquier gran evento deportivo “es un cúmulo de pequeñas piezas ensambladas donde es tan importante que todo salga bien como tapar lo que sale mal para que la experiencia de asistentes y jugadores sea inolvidable”, enfatiza Carbonell.
Las cifras de la cuarta edición del ATP 250 Mallorca Championships, que se celebra entre el 22 y el 29 de junio, son mareantes: 4 millones de euros de presupuesto, más 900.000 euros en premios y la retransmisión en directo a 167 países, amén de los miles de entusiastas aficionados de todo el mundo que se dan cita Calvià. Es, además, el único torneo oficial de la gira anual de hierba del circuito masculino que tiene lugar en el sur de Europa, y ha contado ya con primeros espadas del tenis como Novak Djokovic, Daniil Medvédev, Stefanos Tsitsipas o Dominic Thiem.
Visión innovadora
La decisión de celebrar un torneo de tenis en Mallorca surge de la visión innovadora del CEO y fundador de Emotion, Edwin Weindorfer, un austriaco enamorado de la isla que hizo una arriesgada apuesta por la hierba, superficie habitual en el norte de Europa. “Pensó que sería una alternativa atractiva para los tenistas que quisiesen preparar Wimbledon con sol y buenas temperaturas”, explica Carbonell.
Cuando en 2016 Emotion se hizo con las riendas del Mallorca Country Club Santa Ponça quiso hacer las cosas a lo grande, llegando a un acuerdo de colaboración con el icónico All England Tennis Club de Wimbledon, la ‘Catedral del tenis’. Sus cinco pistas están homologadas por Wimbledon y hasta la hierba es exclusiva de Londres. “Unas semanas antes del torneo vienen técnicos de Wimbledon para hacer controles muy exhaustivos”, señala Carbonell. Se realizan mediciones de todo tipo: el estado de las raíces, la profundidad de la hierba y su altura, entre otras.
Un esfuerzo de todo el año
“Para un evento de una semana se trabaja a lo largo de todo el año. Lo primordial es la búsqueda de patrocinadores sin los que no podríamos salir adelante, así como la captación de jugadores, para lo que contamos con la inestimable ayuda del director deportivo Toni Nadal”, señala la ejecutiva mallorquina. Jugar en pleno Mediterráneo es el principal ‘gancho’, “ya que no podemos asumir el caché de los ‘top’ como Alcaraz, que se puede ir a los 600.000 euros”, añade. En paralelo se llevan a cabo las monumentales tareas de publicidad, organización, logística e infraestructura (por ejemplo, las gradas se montan y desmontan para el torneo), así como de coordinación de un grupo humano de 1.000 personas.
El primer paso para traer un torneo del circuito masculino a Mallorca fue conseguir la licencia ATP, una labor cada vez más complicada debido a la amenaza constante de los petrodólares. “En Mallorca no somos conscientes del lujo que supone contar con una licencia oficial”, destaca Carbonell. Y es que la repercusión internacional para la marca Mallorca es “inconmensurable”, resalta. Por el momento, el torneo se queda en la isla hasta 2026.
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